El fiscal pidió ayer año y medio de cárcel, así como una multa de 6.000 euros, para el dueño de un sex shop de Vila en el que la policía se incautó de 24 botes de Popper en una operación contra la comercialización sin licencia de esta sustancia medicamentosa. El acusado dijo que dichos productos los tenía a la venta no con esta finalidad sino como un ambientador que favorecía las relaciones sexuales.