El Opel Tigra que se estrelló , en un accidente ocurrido el 28 de abril de 2003, superó un pequeño muro y y cayó al vacío después de que su conductor perdiera el control del vehículo. El último impacto se produjo en el suelo de un huerto ubicado a unos dos metros por debajo de la altura de la carretera. Foto: MARCO TORRES

«Me lo pidieron hasta quince veces. Siempre les dije que no. Aprovecharon que me fui al cuarto de baño para salir como unos cohetes. Luego, me llamaron para preguntarme que qué me había pasado. Así me enteré del accidente». Éste es el alegato que realizó ayer un vecino del municipio de Santa Eulària que fue juzgado por una supuesta falsa denuncia al informar a la Guardia Civil de la sustracción de su vehículo, que luego se estrello ócon sus dos ocupantes, ambos heridos de gravedad. Al menos un agente de la Benemérita dijo haber escuchado cómo el sospechoso se quejaba de su mala suerte por haber prestado su coche, extremo que éste negó en su juicio.

El fiscal entiende que, pese a los argumentos del acusado, éste cometió dicho delito para cobrar una indemnización que paliara la pérdida de su vehículo. Por este motivo pidió que el sospechoso fuera condenado a multa de 6.000 euros.

Los hechos se remontan al 28 abril de 2003. Uno de los supuestos «ladrones» falleció y el otro, enfermo, estaba imposibilitado de comparecer ayer ante la responsable del juzgado de los Penal número 1 de Eivissa, Clara Ramírez de Arellano.

El suceso se inició en un bar de Santa Eulària donde el ahora sospechoso solía dejar las llaves de su vehículo y su cartera en un lugar bien visible. Su coche, un Opel Tigra, acabó en un torrente de Cala Llonga, en las proximidades del bar Sa Font, minutos después que las dos víctimas hubieran cogido el vehículo. Uno de ellos fue rescatado de entre los hierros del coche y el otro ocupante fue asistido por las emergencias en el exterior al haber salido despedido del coche.

La investigación de Tráfico barajó en su día que el conductor fue bebido y que su velocidad fuera excesiva. Según la información que recogió entonces este periódico, el Opel Tigra arrolló una señal, sobrevoló durante unos diez metros y rebotó contra distintos obstáculos que halló a su paso hasta dar una vuelta de campana y caer al torrente. Horas después se interponía la denuncia por sustracción.