Cada vez son más personas las que pasan por el control de seguridad de los juzgados de Eivissa.

Los juzgados también han notado el aumento de población en las Pitiüses. Más de mil personas pasan diariamente por las dependencias judiciales de la avenida Isidoro Macabich, un edificio agotado de espacio y que no cuenta siquiera con una salida de emergencia para desalojar el inmueble. Un incendio en una de las plantas inferiores dejaría atrapado inmediatamente a todas las personas que se hallaran en los pisos superiores. Y tampoco hay visos de que el problema se solucione.

La cifra «récord» de visitantes se obtuvo el pasado verano. Un total de 936 personas pasaron por el control de entrada ese día, según ha podido averiguar este periódico. A esa cifra hay que sumar el resto de profesionales que transitaron por edificio y que no fueron contabilizadas: trabajadores de los juzgados, policías, guardias civiles, procuradores y abogados. Varias fuentes consultadas por este periódico señalaron que como media no es descabellado hablar de que otras 300 personas, profesionales acreditados, recorren los pasillos del inmueble.

Los días críticos suelen ser los martes y los jueves. Ahora, ya en invierno, se han llegado a contar hasta 700 visitantes. Estos días suelen coincidir señalamientos de juicios de faltas o causas civiles de distintos juzgados, vistas en al menos una de las salas de lo penal y los reconocimientos en la forensía. El martes es también un día de los considerados «fuertes» en el Registro Civil, en cuyo exterior las colas son habituales. La confluencia de público también ser suele ser habitual en el juzgado que está de guardia. Los funcionarios consultados por este periódico, al respecto, coinciden en señalar que desde la entrada de la normativa de juicios rápidos todavía es mayor el número de personas que espera a ser atendida, sobre todo al citarse testigos en la causas que pueden ser enjuiciadas directamente.

«Tampoco hay que olvidarse de cuando tenemos con nosotros a la Audiencia Provincial», recuerda otro funcionario. Ello también incide sensiblemente el número de personas que tienen que entrar en el edificio. «Y cada vez viene con más frecuencia», añadió.

Ascensores

La sensación de agobio es especialmente notable durante los meses de verano, sobre todo cuando se carecía de aire acondicionado. Lo más normal, además, es que al menos uno de los dos ascensores esté estropeado o sujeto a revisión. Que funcione el otro (y que se pueda coger) se considera todo un logro y de milagroso que estén operativos los dos a la vez.

Esta deficiencia no sólo es un inconveniente para personas con minusvalía que trabajen en el edificio o que puedan tener que acudir alguna de las plantas. También se considera «muy grave» cuando personas de avanzada edad necesitan ir a un juzgado o son requeridos para algún trámite. «Hasta ahora lo más dramático ha sido cuando ha habido que hacer una evacuación médica. «Por las escaleras, con prisas y de mala manera», apunta otro funcionario.