Freidoras echando chispas

El jefe de bomberos del Consell d'Eivissa, Miguel Sevilla, asegura que lo más importante para evitar desgracias es reparar el termostato o cambiar la freidora completa en cuanto se detecta el problema. «Si se avería el termostato, ya no queda ningún mecanismo que desconecte el aporte de calor al aceite y, en ese caso, si la freidora está abierta, se puede prender. El aceite debe estar muy caliente para que arda súbitamente, es decir, debe alcanzar el punto de autoignición, que en el caso del aceite de oliva es de 343 grados», explicó Sevilla. Aunque es presumible que el aceite de oliva no abunda en las freidoras de Eivissa, el de girasol alcanza antes su punto de autoignición.

El principal síntoma que indica que el termostato puede estar averiado es el aceite humeante. «Si después de hervir sigue aplicándose calor...», advierte el experto, es cuando puede arder espontáneamente.

Si esto llega a ocurrir, Sevilla recuerda que lo que nunca hay que hacer es echar agua, porque el oxígeno alimentaría la combustión. Si se trata de un local con un extintor adecuado, es decir, de espuma, hay que verterla por encima de las llamas, nunca aplicarla en el aceite porque lo esparciría y se avivaría el fuego.

Colocar una tapa sobre el aceite es una solución, así como utilizar una manta ignífuga o un trapo húmedo, pero que no gotee. Otra solución que normalmente a nadie se le ocurre, apunta Sevilla, es añadir más aceite a la freidora, lo que enfría la temperatura media del total y evita la combustión espontánea.

También es muy importante, recuerda el jefe de los bomberos, mantener un buen nivel de limpieza en la cocina y en concreto en la zona en la que está ubicada la freidora. Los pegotes de grasa cerca de cables pelados o viejos termostatos no son recomendables.