L.F.C.M., un albañil sudamericano vecino de Formentera en julio del año pasado, fue una de las tres personas que fueron juzgadas ayer en Eivissa por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial por asuntos de drogas. El acusado, que se enfrenta a una condena de tres años y diez meses de prisión, fue arrestado en una redada que tuvo lugar en el bar Las Cuevas de Sant Ferran después de que se le sorprendiera con 16 bolsistas de cocaína entre el interior de sus pantalones y los calzoncillos.

Pese a todo ello, el sospechoso negó que la droga fuera suya y justificó su presencia en su ropa porque «momentos antes, al entrar la Guardia Civil, se me echó encima una mujer y me abrazó». Según su versión, lo que creyó que era un «ligue» de una noche se convirtió luego en su detención después de que un dispositivo de 18 agentes, según un testigo del instituto armado, «tomara» por sorpresa el bar. El acusado, que durante el proceso no reconoció ser adicto a la cocaína, si lo hizo ayer en el juicio. «No dije nada antes porque en mi país está muy pena para el magrebí do», explicó.

El fiscal, por otra parte, pidió cuatro años para el magrebí T.B.H., detenido en Sant Antoni en septiembre del año pasado con seis bolsitas de cocaína y once porciones de hachís después de que, al ver a una patrulla de la Guardia Civil, se escondiera entre dos coches. El sospechoso afirmó que por su adición y por su falta de dinero se dedicaba a «investigar» en los lugares a los que iban los traficantes y escondían la droga para luego quitársela. «Esta estaba bajo una silla y se la quité a un negro», dijo.

El tribunal, por último, zanjó con tres años de prisión la condena para un joven capturado por la Policía Local de Eivissa tras saltarse en moto. un semáforo en Vara de Rey. M.R. llevaba éxtasis, cristal, cocaína, ketamina, hachís y un cuchillo de 15 centímetros.