Joan Guasch el pasado miércoles antes de la entrega de los Premios Posidonia en Jesús. | Irene Arango
Joan Guasch Serra (Ibiza, 1984) preside la Cámara de Comercio de Ibiza y Formentera desde el año 2022. Una patronal que esta semana ha entregado los Premios Posidonia a la Excelencia Empresarial, que reconocen el trabajo de empresarios pitiusos que han dedicado toda su trayectoria a impulsar empresas de éxito.
—¿Goza de buena salud el tejido empresarial de Ibiza y Formentera?
—Tiene una salud resistente, pero está en riesgo de constiparse, con las defensas bajas. Hay factores externos que pueden afectar, como la presión fiscal, una posible reducción de la jornada laboral o el incremento de costes, más allá de la propia oferta y demanda de destinos alternativos. Pero el tejido empresarial es lo suficientemente denso y resistente para afrontar todo esto. Estamos en un momento de incertidumbre.
—¿ Hay diferencias entre las pymes y las grandes empresas? ¿Tienen los mismos quebraderos de cabeza?
—He trabajado en grandes empresas, pero conozco más a las pymes. Las pymes tienen más facilidad para adaptarse a los cambios, son más ágiles en la toma de decisiones, en flexibilidad, mientras que las multinacionales tienen unos engranajes más difíciles de mover pero tienen más fondo de armario y recursos. Estarán pensando en cómo adaptarse a tal normativa y en cómo hacer las cosas mejor, pero no en que mañana a lo mejor tienen que cerrar.
—¿Cuál es la mayor preocupación de una pyme pitiusa a día de hoy? ¿Qué les quita el sueño?
—Más allá del propio negocio dependerá de la moralidad de cada uno. Si uno sufre por que no encuentra trabajadores, la solución fácil para alguien que no se dedica a esto sería subirles el sueldo, pero esto implica bajar márgenes y a veces es insostenible. A nadie le gusta tener trabajadores que estén viviendo en una situación habitacional precaria. Algunos quizás prefieren cerrar los ojos. A mí me consta que hay muchos trabajadores que hacen su jornada de 8 horas en una empresa y luego hacen una media jornada en otra. A mí, como persona, no me gusta. Esta situación nos quita el sueño, tanto empresarial como humanamente: una persona que no duerme bien es imposible que rinda. Y esto hace que la atención al cliente se resienta. De momento el castillo de naipes no se desmorona, pero estamos muy atentos.
—¿Cómo puede afectar la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales en unas islas tan estacionales como Ibiza y Formentera?
—Aún tengo que leerme la letra pequeña, porque una solución pasa por que estas 37,5 horas sean para un cómputo anual y que, por ejemplo, un trabajador con un contrato indefinido pueda trabajar 7 horas en invierno y 8 en verano. Esto no sería un problema demasiado grave. El problema puede venir con los trabajadores de temporada. Todo se puede solucionar con dinero, pero estamos en lo de siempre. ¿Se repercutirá en el precio final del servicio? Las empresas que no puedan se lo tendrán que comer, mientras que las que puedan repercutirlo correrán el riesgo de que el cliente lo considere insostenible.
—¿El cierre de comercios o establecimientos históricos se puede evitar o es ley de vida?
—Todo tiene un principio y un final. Cuando empecé a estudiar y todavía no había puesto un pie en una de ellas, se nos decía que las empresas están por encima de las personas. Pero entiendo perfectamente que haya gente que diga hasta aquí he llegado. En Ibiza, quien tiene una propiedad, gana casi lo mismo alquilando el local y ahorrándote quebraderos de cabeza que no gestionándolo. También entiendo, desde el punto de vista romántico, que un bar, una librería o una tienda prefiera cerrar un ciclo si la siguiente generación no puede ocuparse del negocio. A veces vale más un buen final que segundas partes.
—¿El empresario que no adopte las nuevas tecnologías en su negocio está condenado a desaparecer?
—Las nuevas tecnologías no son una opción sino una obligación. Uno puede intentar evitar tener redes sociales, marketing digital o ecommerce, pero ya estamos obligados a políticas de fichaje de personal, protección de datos o la facturación electrónica, que ya será obligatoria en 2026 y en la Cambra ya hemos hecho cursos. Una gran empresa cogerá un asesor, adaptará el sistema y lo hará, mientras que el señor que tenga una floristería también estará obligado a ello aunque no tenga tantos recursos.
—¿Qué opinión le merece la inteligencia artificial? ¿Es el futuro?
—Si me hubieras hecho esta pregunta hace 25 años a lo mejor me habrías preguntado por Google. ¿Quién vive hoy sin Google? Seguramente pasará lo mismo. Dependerá del enfoque, pero tendría que ayudarnos a realizar las tareas más mundanas, aburridas y repetitivas, mientras que nosotros, con nuestra inteligencia natural nos dedicamos a tareas de más valor. La inteligencia artificial será un buen medidor de productividad y de valor añadido. Que cada trabajador piense si la inteligencia artificial puede hacer su trabajo. Si la respuesta es que sí, sin matices, tendrá un problema.
—¿Con qué ánimos afrontan los empresarios pitiusos la temporada 2025? ¿Hay optimismo?
—En 2022 nadie era optimista porque estábamos saliendo del covid y, sin esperarlo, tuvimos una temporada récord en comparación con el 2019, el año anterior a la pandemia. En 2023 costó más pero empatamos con el 2022 o estuvimos un poquito por encima, mientras que en 2024 todo el mundo esperaba más, pero no fue así. La gente fue más escéptica, pero si miras los números están muy bien. No se puede crecer cada año como se hizo del 2019 al 2022. Tenemos tendencia a mirar las anomalías negativas: el año 2020 fue un desastre y el 2021 fue medio desastre por culpa del covid. Pues al igual que no se pueden tener en cuenta estos dos años por estos factores externos, tampoco tendríamos que tener en cuenta el 2022 por la tormenta perfecta que se produjo entre las ganas de la gente de hacer cosas, el optimismo renovado y los bolsillos de la gente que había estado ahorrando dos años. Este año la gente no es optimista porque tienen el baremo del año 2024, que no está sesgado por los vaivenes del covid. Los optimistas serían los que piensan hacer un poco más que el 2024, los realistas piensan en mantener el tipo y los pesimistas son los que dicen que nos vamos a pique. El tejido empresarial no creo que esté en esta tercera situación.
—A partir de junio está previsto que se aplique la limitación a la entrada de vehículos en la isla de Ibiza. ¿Cómo valora esta medida? ¿Es el camino a seguir?
—No me gustaría estar en la piel de quien lo tiene que controlar. Estamos limitando la entrada de vehículos porque no sabemos cuantos hay. Pasa lo mismo con la oferta hotelera: sabemos las camas legales que hay, pero no los camarotes, tipis o cabañas. No sabemos cuántos coches de alquiler tenemos aquí que tributan fuera. Es una medida paliativa, reactiva, pero a largo plazo no me gusta. Me gustaría mucho más un control previo de matrículas e inventariar de forma más realista. No obstante, aún es pronto para saberlo. Seguro que también habrá alguien que quiera saltarse el control, esto es la parte más complicada.
—El Consell d’Eivissa tendrá financiación del ITS para plantar cara al intrusismo. Una lucha para la que se ha fichado al guardia civil Gómez Bastida. ¿Espera ver un cambio este mismo verano?
—Ya se están viendo cambios. Otra cosa es cómo afectan estos cambios. Ya hay más inspecciones y sanciones, pero soy de los que creen que las sanciones económicas me afectarían más a mí que a gente que seguramente ya tiene calculado que le van a sancionar. Creo que el gran cambio, en el caso de los alquileres ilegales, llegará cuando se pueda precintar un domicilio en el que se esté llevando a cabo una actividad ilegal, como el alquiler turístico. Si un bar o un restaurante se hace más ruido del que toca o está sucio se precintan el equipo de música o se cierran porque son actividades. En cambio, las viviendas son inviolables porque es un derecho constitucional. Si se consiguiera acreditar que se está llevando una actividad ilegal y se pudieran precintar los domicilios sí que se vería un gran cambio. De momento se hace lo que se puede, Gómez Bastida está haciendo un buen trabajo, está con ganas y esperemos que le duren.

Foto: Irene Arango
—El Govern también parece decidido a tomar cartas en el asunto a través del Pacto por la Sostenibilidad, que ya ha terminado su fase de diagnóstico. Algunas entidades, sin embargo, se han bajado del barco al no creer en la metodología o por otras razones. ¿Cuál es su opinión?
—Me parece que estamos todos de acuerdo en que tenemos que hacer algo. Una vez que tenemos el diagnóstico, toca ponerse de acuerdo en el tratamiento. Todos diagnosticamos que estamos en un punto inflexión en cuanto a la presión turística, demográfica y habitacional. Unos dirán que hay que decrecer, otros que digan que no hay que subir y hacer frente a las actividades ilegales. Los que se han bajado del barco creo que comparten el diagnóstico pero quizás no las medidas que se quieren tomar. Por lo menos sí que se ve que la voluntad, y no solo la política sino la social y la económica, existe. Es un tema que interesa y que afecta a todo el mundo, pero cada uno a su manera. Si le preguntas a un presidente de una cadena hotelera no te responderá lo mismo que un empresario de viviendas turísticas o de alquiler de vehículos.
— Entiendo que ustedes preferirían que la ecotasa se quedara tal como está.
—Se ha demonizado a la ecotasa, para mí justificadamente, porque al ser un impuesto finalista debía financiar todo aquello que pudiera mantener o mejorar lo que nos da de comer, que es el turismo. Todo el mundo entendería que el dinero de la ecotasa se destinara para mejorar una depuradora, la mejora de un paseo marítimo o para iluminar la Catedral o limpiar las murallas. Lo que no tiene sentido es que se destinara este dinero para financiar la mala gestión de otras partidas presupuestarias. Falta pedagogía porque si se explica bien en qué se invierte el turista se lo tomará mejor. No valoraré los incrementos porque no tengo información suficiente.
—La insularidad es un hándicap para nuestras empresas. ¿Están funcionando las medidas del Régimen Fiscal Especial de Balears o se quedan cortas?
—Se quedan cortas porque la insularidad afectan a todo el mundo. En mi discurso comenté que se ha reconocido un plus de insularidad a los funcionarios autonómicos, pero no a los nacionales. Nunca se ha hecho, y esto es un tema que tenemos hablado con el Consell d’Eivissa, el poner sobre la mesa una cifra: cuál es el coste real de la insularidad en Ibiza o Formentera. O mejor dicho: cuál tendría que ser el plus para que una persona que tenga que venir a Ibiza no sienta que la están marginando. ¿El Régimen Fiscal Especial de Balears es suficiente? No porque no sabe cómo funciona ni cómo se pueden beneficiar las empresas. Ya le dijimos al vicepresidente Costa en otro foro que tendríamos un problema si los empresarios no sabían cómo aplicarlo. Falta mucha pedagogía y, además, tiene fecha de caducidad. Lo ideal es que de cara al 2028 se puedan hacer las correcciones adecuadas porque ya se habrán hecho los cálculos de insularidad y sea más beneficioso. Si copiamos lo que hay ahora, seguro que nos quedamos cortos.
—¿Qué le parece la política arancelaria de Donald Trump?
—Es fácil de explicar pero difícil de comprender para un europeo. Si yo fuera un fabricante estadounidense, estaría encantado de la vida, pero el mundo es más grande que Estados Unidos y no sabe si en un futuro necesitará a Europa o a China para algo, porque en la economía hay ciclos. Creo que lo que está haciendo es poner un listón muy alto, quizás para hacer también demagogia, y quiero pensar que luego habrá una cierta modulación y que los empresarios le dirán que baje el pistón. Desde luego son tiempos convulsos.
—Por otro lado, el presidente de los Estados Unidos pretende acabar rápido con la guerra en Ucrania, mientras los países europeos preparan inversiones millonarias para rearmarse. ¿No sería una buena noticia el fin del conflicto?
—Que acabe un conflicto siempre es una buena noticia. Pero si con el final de un conflicto se pueden generar otros, ya no es tan buena noticia y puede llevar a daños colaterales. Supongamos que mañana acabe la guerra porque Trump consigue forzar a Ucrania a cambio de ceder a Rusia unos territorios que ya considera suyos. Con ello, Putin se siente ganador, Ucrania se siente perdedor, Trump se pone la medalla y Europa se queda mirando qué pasa. Si esto pasara, a lo mejor dentro de cinco años tenemos otra guerra porque el perdedor no está conforme. Recordemos que la II Guerra Mundial empezó porque algunos alemanes tenían un espíritu de derrota y venganza por la rendición de la I Guerra Mundial. Y siempre se ha dicho que la historia tienen tendencia a repetirse.
—La pandemia de Covid fue otro mazazo para las empresas. ¿Han llegado las ayudas europeas al tejido empresarial pitiuso?
—Sí, pero no todas, porque es tan complicada su tramitación y justificación que se han quedado muchas empresas fuera. Sé de empresas que no han recibido las ayudas porque en el momento de presentar el expediente no estaban al corriente de pago de las obligaciones tributarias por una multa de la zona azul a uno de sus camiones.
—Zapatero eliminó la cuota cameral obligatoria para financiar las cámaras de comercio. ¿En qué situación está la Cambra de Comerç de Ibiza y Formentera?
—Ahora estamos muy bien y aprovecharé para dar las gracias al Consell d’Eivissa por poder tener financiación y firmar convenios que nos han permitido tener aire, y al Govern por haber luchado y tener en los presupuestos una ley de financiación de las cámaras de comercio, porque son necesarias. No somos una patronal al uso porque somos una entidad pública, no tenemos ánimo de lucro. La Cambra no tiene socios, sino que representamos a todos, incluso a aquellos que no saben que existimos.
—¿Qué objetivos se ha marcado en el tramo final de su mandato, que acaba en 2026?
—Por suerte, solo soy el presidente, que es un cargo de representación y de portavocía, pero no estoy en la maquinaria del día a día. Todo el equipo de la Cambra está haciendo una labor encomiable. Me queda reivindicar lo que creemos que las cámaras necesitan para los empresarios e intentar hacer entender a la gente lo útil que podemos serle a la gente.
3 comentarios
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R que RUyuuuy, lo que informa el congreso de las EEUU. Jajjajaja. No saben ni dónde está México o Rusia. Jajjaja, van a saber de algo jurídico en europa. Tal vez cuando encuentren europa en el mapa podrán opinar.
“Las ayudas del Govern y del Consell d’Eivissa han permitido reflotar la Cambra de Comerç financieramente” Y luego que si los sindicatos viven de las subvenciones…pero mientras con nuestros impuestos reflotamos estos lobbys caducos que nada aportan a nuestra sociedad y economía. Solo para darse premios entre ellos
Lo de época de encierros ilegales hacerlos mirar por si el Estado es responsable subsidiario de ilegalidades, mas que demostradas ya… tan solo hay que leer en informa de Congreso de los EEUU… pero claro mejor ser un buen palmero al siguiente político criminal y Traidor a la Nacion…