Agentes adscritos a la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional han desarticulado una red presuntamente dedicada al expolio de yacimientos arqueológicos. Aunque operaban a nivel nacional, actuaban principalmente en Aragón, Valencia y Andalucía. La campiña cordobesa, rica en yacimientos por el asentamiento de pueblos y la diversidad de civilizaciones, ha sido la zona más castigada por la banda. Hasta el momento la policía ha detenido a 20 personas, una de ellas en Eivissa, nueve en Córdoba, cuatro en Jaén, dos en Valencia, dos en Castellón, otro en Zaragoza y otro Granada. El detenido en Eivissa es Rafael L.G., ex inspector del Cuerpo Nacional de Policía en la isla. En el registro en domicilio del arrestado, los agentes encontraron 72 armas de fuego en condiciones de ser utilizadas (ver fotografía), centenares de cartuchos y balas y dos cajas repletas de piezas procedentes de yacimientos arqueológicos. El detenido en la isla, según informó la policía desde Madrid, fue puesto a disposición judicial en Eivissa el pasado miércoles, una circunstancia que este diario no ha logrado confirmar en lso Juzgados pitiusos.
En total, es esta operación bautizada como «Pitufo», se han practicado 24 registros, en los que se han intervenido, entre otros efectos, miles de piezas arqueológicas de todo tipo, más de 12.000 monedas de distinta tipología y época, las armas de fuego y ocho detectores de metales. Algunos de los ahora detenidos se desplazaban a diario, tanto en horas nocturnas como diurnas, a distintos yacimientos, previamente localizados, provistos de detectores de metales y otros útiles para la excavación y sustracción de los materiales que pudieran ser hallados. La policía no ha informado de qué yacimientos se trata y, por tanto, se desconoce si alguno de los de las Pitiüses se ha visto afectado.
Además de todo lo incautado, a uno de los arrestados le fue intervenido un manual en el que se recogen consejos de comportamiento ante eventuales actuaciones policiales contra los expoliadores.
Subastas en internet
Los investigadores determinaron que internet se ha convertido en el punto de encuentro predilecto entre los expoliadores y sus compradores. Los restos arqueológicos, en muchas ocasiones, eran comercializados a través de páginas de subastas en la red, aprovechando la sensación de impunidad que ofrece, así como las dificultades que entraña la identificación de los compradores y vendedores al estar ubicadas las páginas web en el extranjero.
La numerosa documentación intervenida en los registros ha puesto de relieve que, en algunas páginas se ofrecen piezas de arte con supuestos «certificados de autenticidad», sin determinar la procedencia de los artículos.
A pesar de estos obstáculos, se ha logrado identificar y detener a los compradores que venían receptando reiteradamente el producto del expolio vendido a través de Internet.
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