Los tres acusados frente a los jueces de la Audiencia Provincial, desplazada a Eivissa esta semana. g Foto: MARCO TORRES

Los acusados de embarcar tres kilos de cocaína en un barco de Baleària con destino a Eivissa se acusaron ayer mutuamente de ser los propietarios de la droga. Los protagonistas de este caso son P.C.Ll., ex delegado de Baleària en Eivissa, y el matrimonio de Sant Antoni formado por M.F.C. y su esposa, J.M. Para cada uno de los tres acusados de tráfico de drogas el Ministerio Público solicita doce años y medio de prisión. El primero en declarar fue el ex delegado de la naviera, en cuya furgoneta de empresa llegó la droga al puerto de Sant Antoni, donde les esperaban agentes del Cuerpo Nacional de Policía y del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA). Después lo hizo M.F.C. Ambos reconocieron que viajaron juntos a Madrid, donde se compró la droga a un contacto llamado Quique, pero las versiones de ambos acusados son opuestas. El ex delegado de Baleària explicó que era un gran consumidor de cocaína (entre dos y tres gramos diarios que le costaban unos 2.000 euros mensuales) y que su vendedor habitual en la isla era M.F.C.

P.C.Ll. dijo a los jueces de la Audiencia Provincial que como M.F.C. ya no tenía cocaína que venderle, tal vez por problemas de suministro, decidió presentarle a Quique, con el fin de que M.F.C. pudiera abastecerse. P.C.Ll. asegura que el dinero para la compra de los tres kilos de cocaína, 40.000 euros, era de M.F.C. En cuanto a la báscula de precisión que los agentes hallaron en casa de P.C.Ll., éste señaló que la usaba para comprobar que no le habían engañado las personas que le venden la droga. En el relato del ex delegado de Baleària, que fue despedido de la empresa el mismo día de su detención, se reconoce que fue a Madrid en dos ocasiones para acompañar a M.F.C. La primera vez para presentarle a Quique y la segunda para acompañarle en la compra de la droga. «No sé por qué hice lo que hice, porque eso no lo hace nadie», dijo el acusado, cuya defensa insistió en los problemas derivados de su toxicomanía.

El relato de M.F.C. es opuesto. Asegura que él acompañó a P.C.Ll. a Madrid tan sólo porque éste tenía los billetes gratis, al trabajar en la naviera. Según M.F.C., una vez en Madrid ambos se separaron, por lo que no sabe lo que hizo allí P.C.Ll.

En cuanto a la gran cantidad de dinero que se encontró en su casa, M.F.C. explicó que parte era de su hijo y parte del bar que supuestamente tiene en propiedad en Sant Antoni.

En cuanto a las grabaciones (más de medio centenar) realizadas por policía y Aduanas, en las que se oye a estos dos acusados y también a la mujer hablar de lo que se supone que es cocaína, cantidades y precios, P.C.Ll. se limitó a decir que no las recordaba, mientras que M.F.C. dijo en un principio que no era él, aunque después señaló que no las recordaba, debido a su adicción de más de 15 años a la coca y el alcohol. La mujer declaró en el mismo sentido que su marido.