Compró un bidón de gasolina para incendiar el coche de un hombre que consideraba había maltratado a su madre y terminó quemando por accidente otros cuatro coches más y ocasionando un fuego forestal que arrasó 4.000 metros cuadrados de masa arbórea en Cala Gració. Todo esto ocurrió en agosto de 2006. David C.R., el joven de 23 años cuya conducta propició el siniestro, respondió ayer en el juzgado de este suceso. Su caso quedó resuelto en pocos minutos después de que el acusado, frente a la responsable del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, la magistrada Clara Ramírez de Arellano, se reconociera autor de un delito de daños y aceptara una condena de un año de prisión, así como a hacer frente a las indemnizaciones que se fijen para todos los perjudicados. La juez advirtió al acusado de que, al carecer éste de antecedentes, la pena iba a quedar en suspenso pero que ingresaría irremediablemente en la cárcel si no pagaba la cantidad que se estime una vez se ejecute la sentencia. David C.R., que trabajaba como cocinero en un hotel de la bahía de Portmany, se entregó a la Guardia Civil cuando el instituto armado ya andaba tras su pista y, según algunas fuentes, al parecer, llegó, al darse cuanta de la magnitud de su acción, a participar en las tareas de extinción durante los primeros instantes del desarrollo del fuego. Él mismo relató a un policía que iba a quemar un coche cuando este agente le vio comprar el bidón y le preguntó qué iba a hacer con él. Tras saberse lo ocurrido, se detuvo al sospechoso. Éste llegó a ingresar en prisión provisional, de la que logró salir tras pagar una fianza de 2.000 euros.