Una joven que este verano trabajaba de recepcionista en un hotel de Formentera fue juzgada ayer como supuesta autora de un delito de atentado por presuntamente propinar un bofetón en la cara a un agente uniformado de la Guardia Civil que en Sant Ferran procedía a identificar su novio, un chico de nacionalidad italiana. El fiscal pidió por este caso una condena de año y medio de cárcel. El guardia afectado sufrió una contusión en el pabellón auricular que tardó en curar cuatro días, según el reconocimiento del forense.

El incidente tuvo lugar cuando una patrulla del instituto armado, durante un servicio de madrugada, observó salir al joven italiano de un callejón. «Fue tan absurdo que nos quedamos parados. Estábamos con el chico y, de pronto, apareció por detrás la chica y sin venir a cuento le dio un bofetón a mi compañero», explicó en la vista oral uno de los agentes. «No sé que es lo que pensaría. Sin más noté un golpe. Luego, inmediatamente a continuación, nos pidió perdón», añadió el afectado. La acusada, sin embargo, explicó ayer a la responsable del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, Clara Ramírez de Arellano, que en su intención no estuvo nunca golpear al agente y que, en todo caso, le dio un manotazo cuando «muy nerviosa vio que uno de los agentes sin motivo sujetaba» a su novio.

Otro testigo, que se presentó ante la juez como jefe de recepción del hotel donde estaba empleada la sospechosa, indicó que tras encontrarse con esta escena intentó mediar al ver que se llevaban al chico italiano «agarrado por un brazo». «Nos dijeron que íbamos a tener que pagar una multa de 150 euros y que lo íbamos a tener que hacer en el acto. Se pusieron muy nerviosos cuando les dije que me iban a tener que dar un recibo», aseguró.

Por contra, ambos guardias afirmaron en el juicio que su actuación fue totalmente correcta y que se procedió a identificar al joven italiano como se hace cada noche «con 20 o 25 personas sin que pase nada». En esta ocasión, el sospechoso señaló que las posibles reticencias que pudiera tener a identificarse se produjeron al no entender bien el castellano, momento en que llegó su novia, persona que a, su vez, se puso nerviosa cuando también le pidieron la documentación y se dio cuenta que no la llevaba encima. «Se puso a buscar las llaves de la casa en el bolso y comentó que su domicilio estaba a pocos metros», relató. Según la pareja, fue en ese momento cuando se produjo el incidente.