Algunos implicados en la red desarticulada tenían antecedentes por venta de drogas

Los agentes de la ECO de la Guardia Civil desplazados a Eivissa para poner el broche a un trabajo que ha durado varios meses completaban ayer el atestado que formará parte de la instrucción del juzgado ibicenco que comanda la investigación. Todo ello, después de que se acabe el plazo de 72 horas que permite la ley española para que la policía tenga a su disposición a los acusados antes de entregarlo al juez.

Alejandro López Ocampo, el capo colombiano que supuestamente lideraba la red en la isla y que supuestamente supervisaba las tareas de corte de cocaína en el laboratorio descubierto por la Guardia Civil, será uno de los que tendrá que comparecer en el juzgado. Junto a él pasarán otros sospechosos, casi todos magrebís afincados en la isla, que ya eran conocidos por la policía y que en su día fueron detenido en el transcurso de otras operaciones menores relacionadas con la distribución de cocaína y hachís, así como en servicios preventivos en los que se sorprendió a personas que vendía droga en la calle, según distintas informaciones recogidas por este periódico.

Fuentes relacionadas con el caso explicaron que la investigación para desmantelar la red había sido muy compleja. En ella no sólo hubo que hacer indagaciones entre los grupos colombianos sino también buscar sus conexiones con los narcos magrebís. Ello supuso no sólo vigilar los movimientos de supuestos 'correos' y 'camellos' ,sino también ahondar en los posibles canales de entrada de grandes cantidades de droga, como ha sido el caso de las redes que conectan con planeadores la costa africana con Eivissa.