Los agentes de la Guardia Civil llevaron a acabo el desalojo de las instalaciones aeroportuarias. Reportaje Gráfico: S. GAITÁN/ M. TORRES/ SHOOTNEWSIBIZA

C. CUEVAS
Un aviso de bomba, que luego resultó ser falso, provocó ayer por la mañana la alarma en el aeropuerto de Eivissa.

Según informó la Delegación del Gobierno en un comunicado, alrededor de las doce y cuarto de la mañana se recibía una información en el Centro de Orientación de Servicios (COS) de la Guardia Civil de Guipúzcoa por parte de un responsable del diario «Gara» y a DYA (la asociación de ayuda en carretera) en la que un comunicante anónimo -otras fuentes señalaron en el mismo aeropuerto que la llamada se había identificado como del entorno de ETA- avisaba de la colocación de un artefacto explosivo en el aeropuerto de Eivissa y que explotaría en los 45 siguientes minutos.

Un cuarto de hora después de recibido el aviso la Delegación del Gobierno en las Balears ponía en marcha el dispositivo de emergencia y se procedía al desalojo de las instalaciones aeroportuarias. Díez minutos después el aeropuerto estaba vacío. Sin embargo, el caos reinó en esos primeros instantes. Muchos turistas extranjeros no entendían lo que pasaba puesto que el aviso se estaba dando solamente en castellano. La llamada para desalojar se dio cuando muchos viajeros se disponían a embarcar. El pánico se apoderó de más de uno y la gente en masa echó a correr para alcanzar lo más pronto posible las escaleras que dan a la planta baja del edificio donde está la salida. A esa hora no paraban de llegar al aeropuerto efectivos de los diferentes cuerpos de seguridad. Un total de 50 miembros de la Guardia Civil y 20 del Cuerpo Nacional de Policía fueron movilizados para el dispositivo. El Instituto Armado no reparó en medios y envió agentes de prácticamente todas sus secciones (Policía Judicial, Seprona, EDOA, GEAS) y por supuesto, los GEDEX destinados en el aeropuerto. Desde Palma era trasladado en helicóptero un perro especializado en la detención de explosivos que se sumó al que estaba realizando esta tarea desde el primer momento.

El dispositivo detectó a las 14'15 horas, en primer lugar, un paquete de apariencia sospechosa depositado en una papelera del parking de vehículos de alquiler. A pesar de que los perros del servicio cinológico no lo señalaron como explosivo los GEDEX utilizaron el robot de desactivación de artefactos a distancia que comprobó que se trataba de una caja de zapatos vacía. En su funcionamiento esta máquina emitió un sonido que hizo pensar a los periodistas allí desplazados y a los viajeros desalojados que se trataba de una deflagración.