Comprimidos de Lofton que algunos venden haciéndolos pasar por éxtasis. Foto: GERMÁN G. LAMA

Lofton, Emconcor, Lactofilus, Ciclofalina, Efedrina son algunos de los nombre de medicamentos que presentan un sospechoso aumento de su demanda cuando llega el verano. Como muestra una estadística del año 2006 en una de las farmacias de Vila: la venta de Lofton varió entre una y cero cajas vendidas los meses de enero a mayo, en junio se pasó a 13, julio alcanzó 30 envases vendidos aunque el récord lo registró agosto con 58 cajas suministradas.

Pero, ¿qué es el Lofton? Es un medicamento vasodilatador periférico usado para mejorar la circulación y evitar problemas en el sistema sanguíneo y el corazón. Según explicó a este periódico una doctora de urgencias del hospital Can Misses, ni él ni su compañero de andanzas nocturnas, el Emconcor, un betabloqueante para el corazón indicado para tratar la hipertensión, presentan efectos colaterales parecidos a los del éxtasis, sino más bien lo contrario. El segundo, por ejemplo, baja la tensión arterial y la frecuencia cardíaca, precisamente lo contrario a lo que buscan los consumidores de MDMA. Lo único en lo que convergen estas sustancias es que su abuso puede acarrear graves consecuencias. Quizá, la causa de la popularidad de estos medicamentos reside en que sus comprimidos son muy parecidos a los de la mayoría de pastillas de éxtasis: blancas, redondas y con un logotipo en uno de sus lados.

El precio de una caja de 50 comprimidos de Lofton es de 5,15 euros en cualquier farmacia. Una pastilla de éxtasis puede costar unos diez euros, lo que arroja unas ganancias finales de 495 euros limpios. Sin embargo, no todo queda ahí. Algunos abogados ya tienen casos de jóvenes a los que la Guardia Civil ha detenido vendiendo este tipo de sustancias pero, tal y como explican esos letrados, no se podrá acusar a estos detenidos de delitos contra la salud pública porque no están vendiendo droga. En palabras de una de estas abogadas, lo que hacen es «vender una sustancia legal haciéndola pasar por otra; el único posible delito que se podría buscar ahí es una presunta estafa, pero no creo que nadie vaya a ir a la Benemérita a decir que le han vendido un medicamento cuando pensaba que estaba adquiriendo éxtasis». Otra cosa sería que las empresas farmacéuticas decidieran tomar cartas en el asunto y enviaran circulares a las farmacias para que exigieran que esos medicamentos sólo se vendieran con receta médica, tal y como está escrito en los envases de multitud de medicinas que se siguen vendiendo sin ella.

La efedrina es un estimulante del sistema nervioso central que, entre otros efectos y usos, eleva la presión arterial y se emplea para tratar la narcolepsia, algunos estados depresivos y contrarrestar los efectos de la anestesia. Aunque su utilización está más o menos extendida entre la población estudiantil, que la utiliza por sus propiedades estimulantes en época de exámenes, también se ha generalizado el uso de este medicamento en ambientes nocturnos. Sin embargo, el aumento de ventas de estas pastillas en época estival no está tan definido como de el otros medicamentos como puede ser el del Lactofilus, por poner un ejemplo. Esta última medicina, con un coste en el mercado de 6,70 euros y que ayuda a reconstruir la flora intestinal, tiene un uso fraudulento diferente al de la efedrina. Si la segunda se usa porque estimula, el primero viene presentado en forma de finos polvos que pueden ser confundidos con cocaína. Puede que ahí esté la razón del aumento en ventas que alcanza en verano. Sin embargo, para los bienpensados cabe añadir que es lógico que en un lugar como Eivissa en el que la población experimenta un aumento en verano la venta de medicamentos también se amplíe.