Los hechos que ayer se juzgaban ocurrieron, presuntamente, en septiembre de 2004 cuando los dos imputados realizaban un servicio nocturno por las inmediaciones de diversas discotecas para incautarse de sustancias estupefacientes que posibles clientes de los locales llevaran encima.
Según explicaron en su declaración los dos guardias, en la primera discoteca no encontraron nada. Sin embargo, en el parking de la segunda realizaron una incautación de hachís a un joven de Barcelona. Según uno de los acusados, quien estaba en prácticas en aquel momento, su compañero, el jefe de la patrulla, no hizo el acta de denuncia correspondiente «porque no tenía papel para hacerlo». Sin embargo, aquel atestado se llevó a cabo cuando la patrulla llegó al parking de otra discoteca. En este local se encontraron con otra patrulla y mientras uno de los acusados, el jefe de patrulla, permanecía en el coche para rellenar las actas de denuncia, su compañero, el otro imputado, y uno de los otros guardias civiles registraban los vehículos que el cuarto agente iba parando. Al parecer, en uno de estos coches se incautaron de hachís que nunca llegó a ser registrado ni denunciado.
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