«Todo lo que he hecho ha sido con el corazón. Fue por amor. Lo único que intenté fue ayudar». Estas fueron las últimas palabras que pronunció ayer en su juicio un joven residente en Eivissa al que su ex compañera denunció por una agresión que según él sólo fue una acción impulsiva para evitar que la mujer, con antecedentes por depresión, ingiriera una dosis fatal de pastillas en una situación de crisis. La afectada perdió varias piezas dentales postizas. El sospechoso, acusado de maltrato y lesiones, se enfrenta a tres años de prisión.

El suceso tuvo lugar el pasado 21 de abril sobre las cinco de la madrugada en un domicilio de Eivissa que el acusado compartía con su familia y con su novia, un grupo formado en total por cinco personas. Según la víctima, ésta recibió un fuerte puñetazo sin más en la cara en el transcurso de una discusión de pareja, la última de una serie de episodios de maltrato que dijo haber vivido en las últimas semanas y que no se había atrevido a denunciar por miedo a su compañero.

El forense, al respecto, diagnosticó que la denunciante había sufrido una contusión en la cara, así como hematomas debajo de la boca y en un brazo. Consideró que lo más probable es que la pérdida del aparato dental que llevaba la víctima se debiera a un golpe, aunque no descartó por completo la posibilidad de que hubiera sufrido un fuerte trauma cuando, con excesiva fuerza, se le agarraba por la mandíbula, tal y como pretendía la defensa.