Aunque permanece el misterio sobre el motivo y se ignora aún la identidad de muchas de las víctimas en la matanza de 33 personas en la universidad Politécnica de Virginia, la Policía ha identificado ya al asesino: el estudiante surcoreano Cho Seung Hui, de 23 años.
Los detalles sobre la matanza, la peor a manos de un solo asesino en la historia de Estados Unidos, se van conociendo con cuentagotas. Ayer, la Policía de Virginia confirmó que todo apunta a que Cho es el único responsable del suceso.
En un primer momento se conjeturó que podía haber más de dos asesinos, ya que hubo dos tiroteos: el primero, en una residencia de estudiantes, donde murieron dos personas, y el segundo, dos horas más tarde, en las aulas de la Facultad de Ingeniería.
Pero las autoridades han confirmado que las armas para la matanza fueron al menos dos pistolas, una de las cuales intervino en los dos casos.
«La evidencia no nos ha conducido a decir categóricamente que el mismo autor estuvo implicado en los dos tiroteos», pero «es ciertamente razonable suponer que Cho fue el autor en los dos incidentes», indicó el superintendente de la Policía de Virginia, Steven Flaherty.
El estudiante surcoreano, residente legal en EEUU junto a sus padres desde los ocho años y que cursaba una licenciatura de Filología Inglesa en la universidad, compró, según atestigua un recibo encontrado en su mochila, una pistola en marzo.
Cho se suicidó tras la matanza de 32 personas. Su rostro quedó muy desfigurado, por lo que para su identificación se recurrió a las huellas digitales y a los registros de inmigración. Antes de matarse, dejó un reguero de muerte en la residencia de estudiantes y en al menos cuatro aulas y un pasillo de la facultad. Entre los fallecidos se encuentran profesores y estudiantes.
Según han descrito los supervivientes, el asesino cerró varias salidas del edificio con cadenas y candados, y después procedió aula por aula vaciando sus cargadores.
La primera clase, y donde al parecer se han registrado más víctimas, fue una de alemán, en la que el asesino disparó contra la cabeza del profesor Chris Bishop antes de abrir fuego contra los alumnos.
En otras aulas, algunos alumnos huyeron por las ventanas. Otros intentaron bloquear las puertas con sus cuerpos, en algunos casos con resultado fatal.
Doce estudiantes de la universidad se recuperaban ayer de sus heridas y permanecen estables en hospitales de la zona de Blackburg, donde se encuentra el centro docente.
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