Los pasajeros que ayer viajaron en la línea 1 del metro de Valencia, abierta a la circulación tras el accidente del lunes, realizaron el trayecto haciendo frente a la fatalidad y guardando un respetuoso silencio a su paso por la estación de Jesús. Este trágico accidente, el mayor de los ocurridos en España en toda la historia del metropolitano, ha puesto encima del tapete el tema de la seguridad, aunque para Francisca, una mujer de 52 años que viajaba de Torrent a San Isidro, en Valencia, «seguro o no, es el único medio de transporte» que tiene.

La mayoría de los pasajeros consultados cogieron ayer el metro porque no tienen otra alternativa rápida y económica y adoptaron una actitud de resignación pensando que el metro es seguro y no tiene por qué repetirse un accidente tan desgraciado.

Para José Doñate, de 80 años, «no se puede evitar el destino», mientras que para un grupo de jóvenes de entre 14 y 16 años de la Asociación Cultural Rondella de Murcia, llegados a Valencia para el Encuentro Mundial de las Familias, el accidente no les ha influido a la hora de tomar el metro porque llevan «al ángel de la guarda haciendo horas extras», afirmaron.