Antonio F.F., que se encuentra en libertad en espera de sentencia, fue juzgado ayer en Eivissa por la Audiencia Provincial. Foto: MARCO TORRES

La policía le detuvo en enero de 2005, veinte días después del robo y cuando la víctima convalecía aún en la Policlínica del Rosario de las graves lesiones en la cabeza que sufrió después de ser golpeada salvajemente por el ladrón con una barra de hierro que se utilizaba en la tienda para colgar perchas. Los agentes le apresaron después de que la víctima, tras varios días visionando álbumes, le reconociera en una foto de carnet retocada por la policía para que su aspecto fuera lo más parecido posible con la descripción que había dado la afectada.

«La policía obró mal y casi consiguen confundir a la víctima. En el montaje se parecía menos que en la foto original y por eso tiene más mérito que lo reconociera», comentó en el juicio el fiscal para rebatir a la defensa, que pidió al tribunal la nulidad de esta prueba.

Ayer, el sospechoso, que se encuentra procesado por tentativa de asesinato y robo, afirmó con vehemencia que todo se trataba de un lamentable error e, incluso, afirmó, interrumpiendo varias veces a testigos y al fiscal, que la policía había «preparado todo» para inculparle.

«La verdad es que me he pasado siete meses en la cárcel y que no recuerdo nada. Lo que sí es seguro es que yo no sé donde está la tienda, nunca he estado en ella y tampoco tengo ningún interés en saberlo», manifestó el acusado.

La víctima y su hermana, sin embargo, le reconocieron como la persona que en noviembre de 2004, un mes antes del suceso, estuvo en la tienda y, tras preguntar por una sudadera, abandonó el local de inmediato. «Recuerdo que no me gustó nada cómo me miró», explicó la hermana de la afectada. Se da la circunstancia de que el robo se perpetró preguntando por esta prenda. El asaltante se abalanzó sobre la única persona que había en el establecimiento, llevándola hasta un cuarto interior donde la dejó inconsciente después de golpearla brutalmente con una barra de hierro sin ni siquiera exigirle la recaudación. El ladrón huyó tras apoderarse de 95 euros y de un reloj. La dueña identificó también en el juicio a Antonio F.F. como la persona que la atacó. «Por favor, míreme bien señora», le espetó el acusado a la mujer cuando se le preguntó si estaba en la sala su agresor.