La denunciante pidió ayuda a la Guardia Civil, en una imagen de archivo, al ver sus propiedades en la calle.

Los dos acusados se enfrentaban a una condena de un año y nueve meses de cárcel después de que la afectada emprendiera acciones legales contra ellos al considerarles responsables de un presunto delito de coacciones. Ambos, sin embargo, han resultado absueltos después de que la jueza que debía decidir sobre este caso apreciara que habían actuado siguiendo las directrices de un abogado de fuera de la isla que les mal aconsejó y creyendo siempre que, por esta razón, estaban en su derecho. Por ello, la juez aplicó la teoría del «error invencible» y absolvió a los dos sospechosos. Esta teoría también fue argumentada por el nuevo abogado de los imputados para pedir su exoneración de culpa.

El suceso ocurrió el pasado 23 de marzo de 2004 después de que la Guardia Civil interviniera en una casa de Sant Jordi con un «historial» de conflicto vecinal entre la pareja y la denunciante, persona que residía en una vivienda ubicada en el mismo inmueble que el de los acusados. La Guardia Civil detuvo al matrimonio al encontrarse con que éste había dejado enseres y muebles propiedad de la denunciante en la calle.

Todo este mobiliario se encontraba en un garaje, que usaba la afectada, donde los sospechosos pretendían hacer obras para abrir un camino a fin de que cualquier persona pudiera acceder a una tercera vivienda que intentaba alquilar.

El problema radicaba en que dicha obra se planteó ante la continua negativa de la denunciante a dejar pasar a alguien por delante de su casa, algo necesario para poder llegar y entrar a la tercera vivienda en discordia. En la instrucción del caso, la propia denunciante explicó que se negaba a que nadie pasara por su puerta por temor a que en la casa colindante a la suya pudiera «alojarse un psicópata».