Mayol, en una foto de archivo, junto a los dos ecuatorianos que denunciaron a la policía.

Ramón Mayol y Chaker Boussel, ambos representantes de Els Verds, se sentaron ayer en el banquillo para responder de la denuncia que interpusieron contra ellos mandos y agentes de Comisaría después de que éstos se hicieron eco en enero de 2003 de las acusaciones por maltrato que dos ecuatorianos vertieron contra la policía. Mayol y Boussel han sido procesados por estos hechos como supuestos autores de un delito de calumnias, cargo por el que el fiscal pidió durante la instrucción el sobreseimiento y por el que el abogado de los agentes reclama hasta una condena de año y medio de cárcel. Los otros dos acusados, los dos inmigrantes detenidos, se encuentran ahora en paradero desconocido. Para ellos, el fiscal pidió que sólo fueran procesados, con multas en juego, por falsa denuncia y simulación de delitos.

Los ecuatorianos llegaron a decir entonces que estuvieron cinco días detenidos con comida y bebida deficiente y, uno de ellos, en concreto, se refirió a que se bebió su orina para ingerir una pastilla.

Los dos representantes de Els Verds, volverán a comparecer en el juzgado hoy y mañana ya que para este juicio han sido citados cerca de 50 testigos, incluidos el comisario Àngel Marí y la plana mayor de la Comisaría de Eivissa. Los mandos policiales y los agentes que ayer declararon no escatimaron en la vista en calificativos al considerarse «ultrajados, mancillados y vilipendiados -entre una larga cadena de epítetos- en el honor general y profesional». Hasta 26 agentes estuvieron ayer en el juzgado, un hecho que inevitablemente creó disfunciones en Comisaría.

Mayol y Boussel, que cuando ocurrieron los hechos actuaban también como representantes de la Plataforma para la Convivencia, aseguraron que tras convocarse una rueda de prensa se limitaron a «leer la denuncia de los ecuatorianos» y a pedir que se investigase lo que presumiblemente estaba sucediendo en las dependencias policiales, sin entrar en mayores consideraciones.

La denuncia realizada por los agentes se realizó sin que el juzgado aún hubiera resuelto la veracidad de las acusaciones realizadas por los ecuatorianos, uno de los cuales dijo haber sufrido una herida en un ojo al ser golpeado en su arresto. El juzgado número 3 consideró en julio de 2003 que realmente se había producido una infracción penal pero sobreseyó el caso «ante la imposibilidad de individualizar los hechos ocurridos». Los dos ecuatorianos, a su vez, fueron absueltos en su día de las lesiones que ocasionaro su arresto al denunciar una mujer una agresión sin luego avalarla.