« Todos los días recuerdo que no tuve valor para quedarme y ayudar
a la chica. Pido perdón. Todos los días pienso en ello». Este,
entre sollozos, fue el alegato final de joven de Cala De Bou que
ayer tuvo que sentarse en el banquillo ante la Audiencia Provincial
acusado de violar en mayo de 2002 a una adolescente británica de 15
años, hecho en el que se vieron involucrados otros cuatro
menores.
El acusado aseguró que mantuvo con ella relaciones consentidas,
sin saber que era menor y sin notar que estuviera bebida. Tras ello
se vio sorprendido por dos menores que le amenazaba y que se
aprovecharon de la chica. Uno de ellos acompañó a la afectada,
sangrando, a donde estaba su madre.
El tribunal recibió ayer la notificación sobre la muerte hace un
año de la chica que fue víctima de estos hechos. Este dato, sin
embargo, sólo salió a colación en la vista para aclarar por qué no
declaraba la afectada y no se relacionó con lo ocurrido en Eivissa
porque no había -ni se propuso- prueba alguna que demostrara que la
violación influyera directamente en el fatal deceso.
El acusado, el único de los implicados que tenía entonces 18
años, explicó ayer que conoció a la adolescente cuando la vio
apoyada en un coche. «Entonces le propuse un paseo en moto. Ella
aceptó, me agarró y no paró de darme besos durante todo el
trayecto», dijo. La pareja llegó sola a un bosque situado detrás
del «Mar i Pins». «Allí, tras besarnos, le propuse tres veces que
tuviéramos sexo. A la tercera me entendió y accedió», explicó el
sospechoso.
Según su declaración, los problemas comenzaron aquí. Varias
veces pidió a un joven de 17 años y a otro de 15 que les dejaran en
paz.
«Al salir del bosque entraron los otros dos. No sabía qué iban a
hacer. Uno salió al rato sonriendo y con la chaqueta en el hombro.
Me dijo que mejor no contara nada a nadie. Tuve miedo y me fui.
Marché directamente a contárselo a mis padres», aseguró. Otros dos
menores estuvieron en la zona. El fiscal pide 21 años no sólo por
un delito de violación sino por otros dos más de cooperación.
La madre de la víctima señaló que vio a su hija «totalmente
pálida y sin apenas poder sostenerse en pie». Aclaró que la
adolescente no la reconoció. «No recordaba nada; tampoco parecía
haber bebido. Luego escribió un diario y me mostró las fotos que se
hizo. No quiero ningún dinero porque no tiene valor. Sólo quiero
justicia», reclamó.
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