Gracias al efecto disuasorio de las cámaras-espía instaladas por el
Ayuntamiento de Sant Antoni en las zonas más polémicas del
municipio, se ha conseguido eliminar la venta de droga al por menor
en estas áreas, aseguró ayer el concejal de Policía, Joan
Pantaleoni. «Lógicamente, el trapicheo se ha trasladado a otras
zonas, pero éstas son más fáciles de controlar», añadió el
concejal.
Por lo visto, los pequeños traficantes de pastillas de éxtasis,
cocaína y hachís que tradicionalmente llevan años operando en las
zonas de ses Variades, el West End y Passeig de ses Fonts han
descubierto que en estos lugares son grabados por las cámaras de la
Policía Local, por lo que han tenido que retirarse a otros puntos
libres de teleobjetivos. «En algunas de las grabaciones [en las que
se veía a los pequeños camellos ofreciendo droga y cerrando
transacciones] han servido a los agentes de la Policía Local para
orientarles y señalar por sus características físicas o la ropa a
los vendedores», explicó Pantaleoni. «Además, gracias a las cámaras
sabemos con mucha más exactitud dónde situar las patrullas de
policías, añadió. Ninguna de las grabaciones de estas cámaras-espía
se ha utilizado judicialmente, informó el concejal.
Se trata de la primera temporada turística en la que funciona de
forma efectiva el sistema de videovigilancia del municipio de Sant
Antoni, ya que en la de 2004 los problemas informáticos lo
impidieron. No obstante, dijo Pantaleoni, en aquella ocasión
también cumplieron «su función disuasoria».
Instalar más
Este año el rendimiento ha sido tan «efectivo» que el Ayuntamiento
de Sant Antoni ha decidido instalar más. Según las informaciones
oficiales, en la actualidad hay siete cámaras-espía repartidas por
ses Variades, el West End y Passeig de ses Fonts.
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