La investigación, emprendida por el juzgado de Instrucción número 4
de Eivissa, trata de aclarar si se estaba cumpliendo con toda la
normativa de seguridad y laboral en una complejo turístico italiano
de la zona de Talamanca cuando un pinche de este establecimiento
que manipulaba una trituradora de carne perdió cuatro dedos y el
quinto quedó prácticamente seccionado del todo. Trabajo, al
parecer, ya sancionó en su día a la empresa con una multa de 6.000
euros.
El caso se encuentra en sus últimas fases y en breve se resolverá
si presentan escritos de acusación el fiscal y la representación
legal del afectado. De darse trámite penal a esta causa, los
responsables de dicho complejo tendrían que sentarse en el
banquillo para responder presumiblemente de delitos de lesiones y
contra los derechos de los trabajadores.
La víctima, un joven de 20 años natural de Milán, cuya mano
quedó atrapada en la citada máquina, logró pararla tras poder
alcanzar con la boca el cable del enchufe y arrancarlo a mordiscos.
La otra mano la empleó en hacer fuerza en el brazo afectado para
impedir que fuera succionado por completo.
El accidente tuvo lugar el 5 de julio del año pasado. La
evacuación de la víctima fue especialmente traumática ya que fue
necesario que primero intervinieran los bomberos para poder
rescatarle de la trituradora, momento en que pudo recibir una
primera asistencia médica antes de que fuera trasladado al
hospital.
En las instrucción del caso se ha recogido documentación sobre
el estado en que se hallaba la trituradora. Al parecer, Trabajo
llevó a cabo una inspección en este establecimiento y resolvió que
la máquina donde ocurrió el siniestro no contaba con ningún
dispositivo de protección para las manos del operario, así como que
dicha máquina no tenía un sistema de parada de emergencia. El juez
también ha recogido datos para ver si el pinche incurrió en alguna
negligencia.
Accidentes laborales con trituradoras ya han sido motivos de
juicio en Eivissa. Un caso similar se produjo en una carnicera de
Santa Eulària hace ahora cuatro años. Sus responsables fueron
condenados en octubre de 2003 por el juzgado de lo Penal número 2
de Eivissa después de que se llegara a una acuerdo entre el fiscal,
la defensa y la acusación particular.
El operario, un joven de 17 años, perdió una mano cuando operaba
en la máquina. Los propietarios de la máquina reconocieron ante el
juez que no se cumplían todas la normas de seguridad y aceptaron
una pena de un año de prisión por un delito de lesiones y el pago
durante nueve meses de una multa de seis euros diarios por otro
delito contra la seguridad de los trabajadores. Asimismo el acuerdo
judicial zanjó que el trabajador perjudicado tenía derecho a cobrar
una fuerte indemnización económica, cantidad a la que haría frente
una compañía aseguradora contratada por los empresarios que fueron
procesados.
La víctima precisó ingreso en la UCI de Can Misses, lugar donde
tuvo que estar varios días en observación después de que, tras el
accidente, fuera evacuado en ambulancia y atendido de urgencia en
el centro médico de Santa Eulària.
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