Tres personas murieron consecutivamente en las playas de Eivissa
ahora hace un año en un verano en una de las peores temporadas que
se recuerdan. Durante el verano de 2004, hasta una quincena de
personas fallecieron por accidentes surgidos bien en el mar o bien
en piscinas. Estas cifras están muy lejos de las que se habían
registrado hasta la fecha durante este año, cuando, hasta el
momento, sólo se han producido tres fallecimientos por ahogamientos
directamente relacionados con hechos accidentales.
Eivissa registró entre los días 7 y 9 de septiembre de 2004 tres
muertes de turistas en las playas de Cala Lenya, Los Molinos y
Talamanca. Los casos coincidieron con los días en que un fuerte
temporal azotó las Pitiüses. La mayor parte de estas muertes se
atribuyeron a negligencias de los propios bañistas, que hicieron
caso omiso a las indicaciones y entraron en el agua con bandera
roja.
Del total de 16 muertes contabilizadas durante 2004, cuatro de
ellas se refirieron a submarinistas que perecieron cuando
practicaban esta actividad y un único caso a un suceso ocurrido en
una piscina. Un accidente en su barco le costó la vida a un
pescador y un vecino de Sant Antoni pereció al golpearse la cabeza
y caer al puerto de Sant Antoni. El resto de fallecidos fueron
personas que se estaban bañando en playas de las Pitiüses.
Las cosas, pese a los últimos incidentes con la aparición ayer
de un cadáver y la búsqueda de dos desaparecidos en Formentera, han
ido mucho mejor durante este verano.
Socorristas privados y de Cruz Roja, así como las emergencias
del 061, han participado en multitud de ocasiones en intervenciones
que han sido decisivas para salvar vidas. Todo ello dejó en sustos
muchas situaciones de riesgo que se vivieron en playas y
piscinas.
Nada se pudo hacer, sin embargo, para recuperar a los tres
turistas que habían perecido hasta la fecha en este verano: dos
mujeres, una de nacionalidad británica y otra austriaca, y un
hombre natural de Alemania. Este último falleció el 15 de julio en
Formentera cuando se bañaba en el mar. Las dos mujeres, por su
parte, fueron víctimas de accidentes, ocurridos respectivamente en
junio y julio, al golpearse la primera la cabeza en la piscina de
unos apartamentos de Sant Antoni y la segunda al precipitarse por
un acantilado de la costa de esta misma localidad. El cadáver de la
turista austriaca, de 81 años, fue hallado flotando en la zona de
es Caló des Moro. La investigación de la Guardia Civil, que pudo
identificar días después el cadáver tras 'peinar' los hoteles de la
bahía, resolvió que la víctima, con casi toda probabilidad, había
sufrido un resbalón mientras caminaba cerca del establecimiento
donde se hospedaba.
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