Dos personas destrozaron en la pasada madrugada del lunes al martes el cristal de la caseta de entrada a Dalt Vila, lo que produjo heridas de escasa consideración a la controladora que se encontraba en el interior de este pequeño habitáculo en ese momento, según informó la Policía Local de Eivissa. Fueron dos motoristas que, en sendos ciclomotores y con el casco puesto, se acercaron a la caseta a las 2,35 de la madrugada y uno de ellos tomó un objeto contundente, probablemente una barra de hierro, y golpeó el cristal hasta hacerlo añicos. Después, huyeron en sus ciclomotores sin que nadie pudiera hacer nada por detenerlos.

Según el relato de la Policía Local de Eivissa, la controladora no pudo anotar el número de placa de los ciclomotores, ni pudo ver el rostro a los motoristas, puesto que llevaban colocados cascos que los tapaban completamente. No obstante, la mujer sí que vio que uno de los cascos de los motoristas, concretamente el que llevaba puesto el que destrozó el cristal, tenía una calavera, tal vez en una pegatina o tal vez pintada.

Tras el suceso, la controladora de la caseta de Dalt Vila avisó a los agentes de la Policía Local, que la trasladaron al hospital de Can Misses, donde fue atendida por los rasguños que le causaron los trozos de vidrio roto por el golpe con la barra de hierro. Después, los agentes de la Policía Local la condujeron a la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, donde formuló la denuncia por estos hechos.

El pasado 2 de agosto, un barcelonés de 38 años fue arrestado por, presuntamente, destrozar deliberadamente y a patadas la valla de acceso a Dalt Vila que se controla desde la caseta que la pasada madrugada fue atacada por estos dos motoristas y que se encuentra junto a ella.

Según la Policía Local de Eivissa, el hombre arremetió contra el controlador porque no le permitió la entrada a Dalt Vila, ya que no disponía del permiso que tienen los residentes. El hombre se marchó pero regresó, amenazó al vigilante, que se refugió en la caseta, y rompió la valla.

El fiscal le pide a este barcelonés que pague la factura, que son 365,4 euros, y una multa de 200 euros.