El vecino de Sant Llorenç que fue detenido por la Guardia Civil de Sant Joan el pasado mes de junio después de que sus padres, una pareja de ancianos, le denunciaran por amenazas de muerte y se encontrara todo un 'arsenal' de armas en su domicilio aceptó ayer una pena de un año y once meses prisión por los delitos de maltrato y tenencia ilícita de armas.

El acusado, de 54 años, tampoco podrá acercarse a sus padres a 200 metros, ni comunicar con ellos ni presentarse en su domicilio durante un plazo de tres años, el mismo tiempo que se le priva de la posibilidad de tener armas. La Guardia Civil le requisó escopetas, rifles, distintos tipos de pistolas, así como de armas blancas, entre las que figuraban katanas, luchacos, arpones de madera, una bayoneta y una ballesta. En dicho registro también se decomisó gran cantidad de munición. La Guardia Civil, tras un minucioso examen, comprobó que algunas de las armas podían ser válidas para abrir fuego. Las penas de cárcel fueron provisionalmente suspendidas pero la juez , la responsable del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, Clara Ramírez, advirtió en el juicio al acusado que su libertad podía ser revocada si no habían prescrito los delitos de alzamiento de bienes y de lesiones por los que fue condenado respectivamente en 2001 y 2003. Este último, al parecer, fue imputado tras verse implicado en un accidente. Ambas penas quedaron también en suspenso. El sospechoso, por el delito de alzamiento de bines, fue condenado a dos años de cárcel. Una discusión económica motivó las amenazas a sus padres. Según el relato fiscal, el acusado le dijo a sus padres que los iba a meter en un coche y luego los quemaría.