El aparejador compareció ante el juez por un proceso iniciado hace siete años.

Un aparejador responsable de unas obras que se llevaron a cabo en 1998 en Ca na Punta des Faralló y que terminaron en los juzgados después de que el promotor de la obra acusara a éste de haberle estafado cerca de 16.000 euros ha salido absuelto del delito que se le imputaba. Al acusado, la promoción de las viviendas le costó no sólo acabar en el banquillo sino también su matrimonio. El fiscal, por su parte, pidió en el juicio que se pasara el acta de la vista la Agencia Tributaria al verse indicios de que en la construcción de los pisos se estaba pagando a los trabajadores con dinero negro.

Lejos de ello, el aparejador que ha resultado absuelto en este proceso afirmó en la vista que había finiquitado todo de la mejor manera sin quedarse un duro. Ello ocurrió al mismo tiempo que luchaba por salvar su matrimonio, contraído meses antes en Sevilla con la que fuera secretaria de la promoción.

El acusado se enfrentaba a cuatro años de cárcel, pena que requirió para él la representación legal del promotor al entender que éste había «desaparecido» de la obra no sólo con dinero del a sociedad sino también dejando abandonado el proyecto. Para entonces, el promotor de la obra convalecía en un hospital de Alicante tras haber sufrido un accidente de avioneta en Benidorm.

Según la acusación particular, las sustracciones se habían producido en un plazo de tres meses. El representante del ministerio público, por su parte, pidió al concluir el juicio el sobreseimiento de las actuaciones al entender que no existían indicios de que el sospechoso se hubiera apropiado de cantidad alguna que justificara la petición de una pena. En concreto, la acusación particular demandaba al arquitecto técnico denunciado que devolviera los algo más de 15.600 euros de cuya supuesta pérdida se le responsabilizaba.

Durante el juicio, que se celebró ante la responsable del juzgado de lo Penal número 1, Clara Ramírez, llegó a salir a colación que el director técnico de la obra no sólo mantuvo informado siempre de lo que ocurría al promotor sino que también llegó supuestamente a trasladarse a Alicante para entregarle en el hospital donde se hallaba un ordenador portátil en cuyo disco duro se guardaban todas las operaciones financieras que le afectaban.

La crisis en esta obra de Ca na Punta des Faralló tuvo lugar en junio de 1998. «A partir de aquí me dijo que no había dinero y que no podíamos seguir en el hotel. Tendríamos, como medida de urgencia, que movernos al piso piloto. Se cerró todo y pagamos todo. Avisamos y nos fuimos», explicó en la vista la ex mujer del acusado.

Muchos de los trabajadores que testificaron en el juicio reconocieron que cobraban más de lo establecido en su nómina.

Una buena parte de ellos aclaró que no tenía recibos de lo entregado y otros que las transacciones se hacían de palabra. Pero todos aseguraron que el acusado había hecho frente con rigurosidad los pagos a los que tuvo que enfrentarse.

El fiscal, sin embargo, ahondó en esta cuestión y cuando los testigos eran interrogados para esclarecer cómo se estaban detallando los pagos surgieron distintas versiones que confirmaban las sospechas de que en la obra se resolvía buena parte de las deudas presuntamente con dinero 'negro'.