Este «drama espantoso» es «una de las catástrofes más dolorosas que
hayan enlutado París» en los últimos 35 años e inspira «un
sentimiento de horror» y «emoción», dijo el presidente francés,
Jacques Chirac, que asiste hoy al funeral por Rainiero de Mónaco.
También el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, expresó
su «gran emoción» y pidió que se abra «inmediatamente» una
investigación para determinar las causas del incendio que calcinó
las seis plantas del hotel, con el fin de «proponer, si hiciera
falta, nuevas disposiciones destinadas a evitar tales
siniestros».
Unas pesquisas que inició un equipo de la policía científica y
judicial de París a primeras hora de hoy, una vez que los bomberos
consiguieron apagar el violento incendio, y cuyos resultados espera
Chirac lo más rápido posible para que se sepa «la verdad sobre esta
catástrofe y se saquen las consecuencias» oportunas. París, ciudad
candidata para organizar los Juegos Olímpicos de 2012, cuenta con
más de dos mil hoteles similares al «París Opera».
Este establecimiento, con 76 plazas, de las que 75 estaban
ocupadas, según el Prefecto de Policía de París, Pierre Mutz, no
presenta «a priori» problemas de seguridad, pues estaba sujeto a
controles regulares y, de hecho, la alerta de humos funcionó. La
última inspección efectuada por expertos de la Prefectura de París
se remonta al mes pasado, según fuentes de los bomberos, que
precisaron que la existencia de una única salida en el edificio,
clasificado como residencia de quinta categoría (equiparable a una
pensión), es conforme con la ley.
Todo apunta, por el momento, a que el foco de las llamas se
situó en la primera de las seis plantas del inmueble, al aparecer
en la habitación donde se preparan los desayunos, y que fue de tipo
accidental, aunque indeterminado, según fuentes policiales.
El hecho de contar con una única salida hizo que la escalera del
«París Opera», situado en una estrecha calle del distrito IX de la
capital francesa, se convirtiese en una «auténtica chimenea» que
favoreció la fulminante propagación de las llamas e impidió la
rápida evacuación de sus ocupantes, atrapados por el fuego y la
humareda.
Muchas de las víctimas mortales murieron carbonizadas, otras
fruto de la asfixia, y algunas al lanzarse desde las ventanas del
hotel presas del pánico, indicaron los servicios de rescate y los
testigos presenciales. Tanto los agentes de seguridad de los
almacenes Galeries Lafayette, uno de cuyos laterales está frente al
hotel siniestrado, como las prostitutas instaladas en las calles
aledañas, que fueron los primeros en acudir al escuchar los gritos
de socorro, describieron escenas de horror y espanto. Relataron,
horrorizados, cómo algunos residentes se lanzaban por las ventanas,
algunos con sus hijos, para escapar del fuego. El número de
víctimas habría sido inferior si se hubieran quedado en sus
habitaciones en lugar de tratar de huir.
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