Un intermediario en el reparto de productos cárnicos que actuaba entre distintos establecimientos de la isla y una empresa de frigoríficos aceptó ayer ante la Audiencia Provincial una condena de año y medio de cárcel al reconocerse autor de un delito de estafa continuado ligado a otro de falsificación de documento mercantil.

El imputado también tendrá que pagar sendas multas por estos delitos. Todo ello, después de que el fiscal llegaran a un pacto con la defensa tras previamente haberse alcanzado durante la instrucción de la causa otro acuerdo entre la acusación particular y sus representantes legales.

El acusado, en concreto, fue procesado como responsable de una presunta estafa que superó los 56.000 euros, así como por los gastos que generó a la sociedad perjudicada la devolución de pagarés impagados valorados en cerca de 2.000 euros. El sospechoso se enfrentaba en un principio a una pena de hasta seis años de prisión. Se da la circunstancia de que este mismo tribunal resolvió hace tan sólo dos meses en Eivissa en un caso muy parecido en el que, al parecer, también se vio perjudicada la misma empresa que denunció la estafa.

Otro intermediario también fue juzgado en su día en Eivissa por haberse apropiado de 84.000 euros después de haber falseado, incluso, los albaranes. Los movimientos irregulares de mercancía tuvieron lugar durante cuatro meses, entre agosto y noviembre de 2002. La vista de ayer ante la Audiencia se refirió a siete casos de estafa en los que el representante aparentaba haber recibido encargos de clientes sin que éstos supieran nada en realidad a la vez que se firmaban pagarés para dar apariencia de normalidad.