Los vecinos del edificio ubicado en el número 33 de la calle Sant
Josep de Santa Eulària se mostraron ayer aterrorizados después de
tener que abandonar apresuradamente de nuevo sus domicilios por un
incendio provocado, el segundo en tres días. «Muchos ya han dicho
que esta noche [en referencia a la del sábado al domingo] van a ir
a dormir a casa de un familiar por miedo», explicó ayer uno de los
vecinos de este edificio de tres plantas y doce apartamentos en el
que vive medio centenar de personas.
Tanto en el incendio de ayer como en el del pasado jueves, que
ocurrió a las cinco de la tarde, los vecinos de las primeras
plantas evacuaron el edificio protegiéndose la cara con ropa ante
la densidad del humo. Ayer, los de la última planta no pudieron
bajar debido precisamente a la gran cantidad de humo, que les
impedía ver, según relataron los vecinos. En ninguno de los casos
hubo víctimas.
La alarma saltó de nuevo ayer a las nueve de la mañana. Muchos
estaban todavía durmiendo cuando el humo comenzó a subir por la
escalera hasta llenar casi por completo el inmueble.
En ambos casos, el fuego nació en la sala de contadores, pero se
descarta la posibilidad de que el origen fuera un cortocircuito y
es casi una certeza que ambos fuegos han sido provocados, según
fuentes de la investigación. La sala de contadores está cerrada con
llave, pero se trata de una cerradura poco segura que se puede
abrir con mucha facilidad. En la sala de contadores hay escombros y
varios colchones, lo que provoca mayor cantidad de humo.
Por suerte, la puerta de esta sala tiene un gran agujero por el
que rápidamente salió el humo, lo que alertó rápidamente del fuego
a los vecinos tanto el jueves como ayer, y comenzaron a abandonar
el inmueble.
En ninguno de los casos las llamas alcanzaron grandes
proporciones y los primeros en llegar al lugar, los agentes de la
Policía Local de Santa Eulària, las pudieron apagar con extintores,
de forma que cuando llegaron los bomberos sólo les quedó asegurarse
de que el fuego no se reavivara y revisar las estructuras.
«Nosotros pensamos que lo más probable es que se trate de un
ajuste de cuentas contra alguien que vive en el edificio o tal vez
de un pirómano», explicó ayer uno de los vecinos. Fuentes oficiales
explicaron que, en efecto, la hipótesis más sólida es la de la
venganza. «Aquí ya tenemos miedo. Ayer no se podía respirar.
Tuvimos que bajar las escaleras con toallas en la cabeza», dijo el
vecino.
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