Cinco guardias civiles murieron en la madrugada de ayer y dos
resultaron gravemente heridos después de que un camión arrollara a
los agentes que efectuaban un control en la A-1, a la altura de la
localidad de Buitrago de Lozoya (Madrid) al perder el conductor el
control del vehículo tras quedarse dormido. Al cierre de esta
edición se hallaba en estado crítico uno de los heridos, el alférez
José Luis Periáñez.
Tres de los agentes fallecidos estaban casados -uno de ellos
tenía cuatro hijos y otro uno- y dos eran solteros. Los cinco
guardias civiles fallecieron después de que el conductor del
camión, de nacionalidad rumana y que dio negativo en la prueba de
alcoholemia, arrollara el control tras quedarse dormido, como él
mismo ha reconocido en dependencias de la Guardia Civil donde ayer
se encontraba detenido.
El camión, que transportaba una carga de vigas de hierro, quedó
completamente destrozado por el accidente, al igual que tres de los
cuatro vehículos todoterrenos que integraban el control policial.
El vehículo debió desplazarse entre sesenta y setenta metros a
consecuencia del impacto, que dejó aplastados los coches de la
Guardia Civil. El conductor del camión de gran tonelaje, que
resultó ileso, había salido del País Vasco y se dirigía a
Toledo.
Otros cuatro agentes que participaban en le control salieron
ilesos. Tres de estos cuatro agentes que resultaron ilesos
consiguieron salvar su vida por haberse alejado de la zona al
detectar un BMW que levantó sus sospechas. Cuando los tres agentes
se marchaban para realizar esa gestión, los otros ocho guardias
civiles que se disponían a cambiar el control a otro lugar fueron
arrollados en un tramo cuesta arriba por el camionero. Uno de los
ocho agentes consiguió eludir el impacto y llamó a los compañeros
que estaban realizando las averiguaciones pertinentes sobre el BMW,
que se desplazaron inmediatamente al lugar.
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