A las 23.20 horas del sábado la central de bomberos de Madrid
recibió la llamada de un empleado de seguridad que se encontraba en
la planta 25 del edificio alertando de un incendio que se originó
cuatro pisos más abajo. La torre Windsor, que llevaba más de un año
en proceso de remodelación, esta compuesta de oficinas, en su gran
mayoría alquiladas por la auditora Deloitte & Touche, cuyos
portavoces informaron ayer de que no interrumpirá su actividad y
que hoy lunes la mayor parte de su millar de trabajadores
continuará realizando sus tareas habituales con los clientes,
aunque todavía se desconoce su nueva ubicación.
A partir de la medianoche, la mitad superior del edificio
comenzó a arder con virulencia y se llegaron a producir derrumbes
parciales de la fachada. Ante la imposibilidad de sofocar el
incendio por parte de los bomberos, el fuego fue avanzando poco a
poco hacia la parte inferior de la torre durante toda la noche y
reduciendo el inmueble a un esqueleto de hormigón.
Un centenar de bomberos del Ayuntamiento de Madrid trataron de
sofocar el incendio desde el primer momento pero, ante la magnitud
del mismo y lo elevado del foco inicial, se decidió humedecer los
edificios colindantes, entre los que se encontraban El Corte
Inglés, y las torres del BBVA y de la empresa de seguros Estrella,
con el fin de que el fuego no se propagara a las mismas.
Ya de día, apenas se observaban llamas en el interior del
edificio, aunque la humareda continuaba siendo muy intensa. El
fuego ya había descendido hasta las plantas inferiores del inmueble
y había destruido la totalidad del mismo. A pesar de la magnitud de
la catástrofe, no se ha registrado ninguna víctima mortal y tan
sólo tres bomberos tuvieron que ser hospitalizados por inhalación
de humos. Uno de ellos continuaba ingresado ayer.
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