La llamada procedió esta vez de un conocido bar de la calle Ignasi
Wallis de Eivissa. El retén de la Policía Local de Eivissa fue
alertado sobre las siete y cuarto de la tarde de que dentro del
establecimiento había un individuo armado y que podía ser
sospechoso por su comportamiento. Dicha persona, al parecer, no
llegó a exhibir la pistola pero la alarma ya se había generado en
el bar mucho antes, cuando se percataron de que en la espalda del
hombre que acababa de entrar, y a la altura de su cintura, asomaba
un arma de fuego.
Se da la circunstancia de que la Policía Local encontró 24 horas
antes en esta misma parte del cuerpo otro revólver a dicho
individuo cuando otra dotación procedía a localizar y cachear en
Can Escandell a un hombre sospechoso de intimidar con un arma a los
conductores que circulaban entre la rotonda de ses Figueretes y Can
Sifre. Como ya informó este periódico, él mismo dijo a los agentes
cuando le registraban que 'lo que buscáis está detrás'. La patrulla
que actuó en el suceso de anteayer no llegó, como ocurrió la vez
anterior, a detener a este individuo, un leonés de 50 años aquejado
al parecer de problemas psíquicos a causa del abusivo consumo de
alcohol y de una difícil situación personal. Sin embargo, un día
después de que fuera puesto a disposición judicial tras
intervenírsele una réplica de gran realismo de un revólver de
cuatro pulgadas modelo Magnum con siete cartuchos, cuatro de ellos
detonados, los agentes se hicieron cargo esta vez de otro tipo de
revólver, éste, modelo Kimar. Asimismo el sospechoso llevaba encima
una caja con 35 cartuchos. La munición y la pistola acababan de ser
compradas. Esta arma también era de fogueo. Todo fue requisado de
acuerdo con lo que establece la Ley de Protección de la Seguridad
Ciudadana y se tramitó la correspondiente denuncia ante la
delegación del Gobierno independientemente de las acciones
judiciales que se pueden derivar de este nuevo hecho.
El hombre que ha protagonizado estos dos últimos incidentes
lleva pocos días en la isla. Tras su paso el lunes ante el juez,
quedó libre y luego, el martes, compareció en un juicio de faltas.
Él mismo afirmó que iba armado porque tenía que ir protegido ya que
era funcionario de prisión en una cárcel. Al parecer, éste no es ni
mucho menos funcionario, aunque sí ha realizado tareas de
mantenimiento en una prisión del norte de España.
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