La Audiencia Provincial ha impuesto una pena de 16 años y medio de prisión al hombre de 37 años que fue en abril de 2003 fue detenido por la Guardia Civil por violar y robar a una anciana de 78 años de Sant Antoni después de que supuestamente hubiera penetrado en otro domicilio, sitio del que fue expulsado. El tribunal ha establecido que dicha persona está aquejada de «un trastorno antisocial de personalidad de tipo impulsivo que no merma su capacidad intelectiva ni volitiva».Tampoco fue decisivo en su comportamiento el consumo de alcohol y cocaína.

El fallo recoge que el acusado, un mallorquín que fue condenado en su día a 23 años de reclusión mayor por otro delito de robo con agresión sexual, pena que extinguió el 13 de noviembre de 1999, debe cumplir 13 años y medio de prisión por un delito continuado de violación con el agravante de reincidencia y el atenuante analógico a la eximente incompleta de enfermedad mental.

Además, se hace hincapié en la situación de «vulnerabilidad» de la víctima. Asimismo se suman otros tres años por otros dos delitos de robo.

La Audiencia considera como probado que el sospechoso salió a cenar y a divertirse con unos amigos el 6 de abril de 2003. Éste los abandonó sobre la una y media de la madrugada y tres horas después comenzó su periplo delictivo. Primero entró en un céntrico bar de Sant Antoni e intentó sin éxito desvalijar la caja registradora. Tras ello subió al tercer piso del inmueble y entró en una casa. La vecina de la casa, confundiéndole con su marido, se vio sorprendida por el acusado, quien la cogió por los cabellos y la golpeó. La decisión de la mujer puso en fuga al intruso. Éste, sin embargo se llevó un reloj que pudo recuperar la Guardia Civil.

Eran las seis de la madrugada cuando sucedió el hecho más grave. El sospechoso violentó el sueño de una mujer que vivía sola, a menos de medio kilómetro del anterior inmueble asaltado, tras entrar por una ventana y romper con una silla el cristal del dormitorio.

«La víctima, sorprendida y anonada por el estrépito de los cristales rotos y presencia de un individuo en su habitación ya no pudo siquiera levantarse o reacionar», dice la sentencia, que recoge también el anunció que hizo éste de que iba a violarla.

El acusado la requirió sexualmente y ante su negativa la penetró vaginalmente. Luego le exigió la cartilla del banco y tras una nueva negativa sexual de la víctima, volvió a forzarla.