El choque entre dos convoyes de la Línea 3 de metro de Barcelona provocó ayer 50 heridos, todos ellos leves menos el conductor de uno de los convoyes, que permaneció atrapado en la cabina durante más de cuatro horas y resultó herido grave. La colisión se produjo sobre las 13.50 horas cuando, al parecer, un convoy que circulaba desde la estación de Penitents a la de Vall d'Hebron, con un centenar de pasajeros, se salió de la vía y se adentró en otra que conduce a los talleres. En ese momento, chocó con otro convoy que realizaba maniobras y que iba vacío, a excepción del maquinista.

La mayoría de los heridos leves pudieron abandonar el metro por su propio pie. Unos 13 fueron atendidos en la misma estación por el 061 a causa de golpes, rascadas o ataques de pánico. Los otros 36 heridos leves fueron evacuados a distintos centros hospitalarios.

Como consecuencia del choque, el conductor del metro que circulaba por la vía principal quedó atrapado en la cabina, reducida a sólo medio metro y totalmente aplastada. Los sistemas de protección del habitáculo minimizaron los daños, pero también dificultaron las tareas de salvamento, que tuvieron que realizarse por ambos extremos de la cabina y de forma «casi artesanal», según el alcalde, Joan Clos. Los equipos médicos mantuvieron al conductor sedado y con suero mientras se llevaban a cabo las tareas de rescate, que se prolongaron más de cuatro horas. El conductor fue liberado con fracturas en las piernas y en estado grave, según Clos, aunque se mostró «optimista» respecto a su evolución.