El número de presos de Balears que cumple condena en el extranjero
se ha cuatriplicado en los últimos años, pasando de nueve a
cuarenta casos, según las estadísticas de este hechas públicas por
el Ministerio de Asuntos Exteriores. Eivissa ocupa el segundo
puesto en cuanto a número de presos del archipiélago en este
fatídico ránking carcelario.
La memoria indica que los reclusos de las Islas están repartidos
por el mundo de la siguiente manera: 2 de ellos en prisiones de
Argentina, 1 en Brasil, 1 en Costa Rica, 1 en Ecuador, 2 en EEUU, 1
en Francia, 2 en India, 1 en Italia, 3 en Perú, 3 en Portugal, 5 en
República Dominicana, 2 en Reino Unido, 1 en Suecia y 3 en
Venezuela. Otros seis reos de Balears aparecen en esta lista, pero
desde la Subdirección General de Protección de Españoles en el
Extranjero, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, no se
ha podido facilitar su ubicación exacta. Alguno de los convictos
citados, como el mallorquín que está encerrado en Ecuador, están a
punto de ser extraditados a España y otros, en cambio, acaban de
comenzar a cumplir la condena lejos de su país.
En este sentido, los españoles privados de libertad en el
extranjero son ya 1.572 (cifra que incluye a los 40 de Balears),
mientras que a principios de 2000 la cifra era de 1.330.
La mayoría de los convictos del archipiélago proceden de
Mallorca, luego de Eivissa y, en último lugar, de Menorca. Casi
todos son varones, pero también hay algunas mujeres. Las prisiones
más sombrías y peligrosas son las de Brasil, Venezuela, Perú y
Ecuador, y sólo en este último país murieron de forma violenta en
2003 tres presos españoles. APEX, una ONG con sede en Madrid que se
dedica a ayudar a los presos españoles en el extranjero, estima que
hay unos 20.000 familiares afectados por esta dispersión en
cárceles de tres continentes. Cada mes el coste para garantizar la
seguridad y la salud de estos condenados puede suponer a sus
familias desembolsos de entorno a los 400 ó 500 euros. De hecho, en
las penitenciarias más duras se compra todo: desde la celda hasta
el agua embotellada, que puede evitar enfermedades como el tifus y
la cólera. Joaquín Bravo, el presidente de APEX, criticó ayer «la
falta de sensibilidad» del Govern balear hacia estos 40 presos del
archipiélago «que tiene abandonados». Bravo lamentó que la última
vez que se reunió con representantes del ejecutivo autonómico fue
el 22 de diciembre, cuando regresó a Mallorca María Antonia
Rodríguez, la joven presa dos años en Ecuador, y también denunció
que se han congelado las donaciones económicas y los proyectos de
ayuda que se ponían en marcha cada año. «Con el Govern anterior
había más diálogo y los resultados eran palpables; ahora, en
cambio, desde la conselleria de Presidència no nos hacen ni caso»,
se quejó Bravo. «Esos presos están abandonados a su suerte»,
sentenció.
Además, las condiciones de las poblaciones reclusas en algunos
de estos lugares, sobre todo en los países de Latinoamérica y en
India, son precarias e incumplen normativas de sus propios
ordenamientos.
Los principales problemas son la superpoblación carcelaria, la
insalubridad de los centros y la violencia de las mafias que
dominan en el interior de las prisiones, según denuncia Amnistía
Internacional.
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