«La moto de agua dio un giro mortal y quité el gas. Después oí un ruido y, finalmente, un silencio espantoso». Así lo recordó ante la juez ayer Ulrich Wilhem Auman, el capitán del catamarán con el que chocó la jet sky en la que se divertían en aguas de Illetes tres jóvenes invitadas por el multimillonario y afamado playboy Thierry Roussel, ausente ayer en el juicio. Murieron las dos chicas que iban delante en la moto y la tercera, E. W., una polaca que cuando se produjo el accidente -en agosto de 2002- tenía 15 años, habló ante la magistrada del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa: «No íbamos rápido, porque a mí me da miedo la velocidad. No vi el catamarán hasta después del accidente en las fotografías de la prensa y no hicimos ninguna maniobra brusca. Recuerdo que íbamos recto y que oí como una explosión». La joven, E. W., esperaba en los pasillos el comienzo del juicio y cuando vio al alemán Auman, se echó a llorar. Ahora, con 17 años, se apoya sobre un bastón y espera nuevas operaciones en su pierna herida en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario. La acusación particular, que la ejerce el abogado contratado por Roussel, solicita para Auman una pena de tres años de cárcel y una indemnización de un millón de euros para las familias de las tres jóvenes. Por su parte, la Fiscalía decidió no actuar. Este juicio, que comenzó ayer y que continuará el próximo día 24, ha levantado una gran expectación a causa de algunos de sus protagonistas: Roussel, Auman -considerado en su país como un magnate de la industria de los audífonos- y el empresario español Fernando Fernández Tapias, conocido como Fefé, que en el momento del accidente estaba en su yate en Illetes y está citado como testigo, aunque ayer no compareció. Ambos, Roussel y Tapias, sí acudirán a Eivissa -a petición de ls partes- para la continuación del juicio. Sí testificaron los padres de las tres chicas. Los de la conductora de la moto, Sylvia, de 20 años cuando murió y natural de Chequia, se contradijeron cuando se les preguntó por separado acerca de qué hacía su hija en Eivissa. El padre dijo que tenía un contrato de modelo con una mujer francesa y la madre que tan sólo estaba de vacaciones. Éste es otro de los aspectos que ha levantado interés: ¿quiénes son estas chicas tan esbeltas y jóvenes y qué hacían en el yate deplayboy? La juez tuvo que soportar una maraña de hipótesis y consideraciones expuestas por cuatro peritos, tres contratados por las partes -cuyas teorías apoyan la versión de su contratador- y el capitán marítimo de Eivissa y Formentera, Jesús Valera, que expuso su visión del accidente a petición del fiscal. Al empezar, Valera recordó que las leyes del Govern balear prohíben a las motos náuticas navegar por la zona del choque y que, por el momento, nadie ha presentado el permiso de conducir jet skies que, supuestamente, obtuvo Sylvia en su país y de la que sus padres dicen que tenía experiencia con estos vehículos. Valera, al igual que dos patrones que vieron el accidente, sostiene que el choque se produjo porque la moto iba muy rápido y se cruzó en el camino del catamarán.
El juicio más esperado
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