La lluvia y el viento convirtieron ayer las carreteras de Eivissa y
Formentera en pistas de patinaje en las que se sucedieron numerosos
accidentes de tráfico que no por fortuna dejaron heridos graves,
aunque sí numerosos daños materiales.
En la carretera de Sant Antoni, a unos 800 metros antes del
cruce de Sant Rafel en dirección a la villa de Portmany, se produjo
pocos minutos después del mediodía una colisión entre un autobús
que transportaba turistas y otros tres vehículos, un Ford Fiesta,
un Ford Scort y una furgoneta.
Agentes de Tráfico de la Guardia Civil acudieron al lugar del
accidente, en el que no se produjo ningún herido.
Muy cerca y tan sólo pocos minutos después, en la carretera de
Sant Rafel en dirección a Santa Eulària, un joven alemán volcó en
una curva, una colisión en la que no intervino ningún otro turismo
y en el que el conductor resultó ileso.
El joven alemán viajaba solo en un pequeño coche, un Smart de
color negro con matrícula extranjera, que quedó con las cuatro
ruedas apuntando al cielo y ocupó un carril hasta que fue retirado
por la grúa. El joven no precisó asistencia médica.
Al parecer, según testigos presenciales, las causas de ambos
accidentes fueron que los vehículos derraparon sobre el asfalto
motivados por el exceso de velocidad sobre las carreteras mojadas y
no guardar una distancia de seguridad adecuada.
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