El joven, de 26 años, aseguró que del suceso no recordaba nada,
sólo que el 23 de julio de 2000 conducía por la N-640
Vilagarcía-Vegadeo, en el término municipal de Cuntis, y a
continuación se vio en el hospital. Entre un momento y otro se
produjo el impacto de su coche, un Peugeot, contra un Land Rover
conducido por una mujer que aseguró que vio como el Peugeot salió
de una curva hacia ella «como un proyectil».
Añadió que sólo se rozaron, pero el coche conducido por el
acusado siguió descontrolado contra el vehículo que iba tras ella
en el que viajaba su familia, sus dos hijos de 12 y 15 años, su
hermana y su sobrino.
El impacto fue tan brutal que murieron todos menos su sobrino,
un menor que desde entonces permanece en coma irreversible. El
juicio se centró en determinar la velocidad a la que circulaba el
acusado, pero los peritos no se pusieron de acuerdo, salvo para
decir que iba demasiado rápido.
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