La sentencia condena al acusado, Antonio M.O., a pagar una multa
de 12 euros y asumir las costas del juicio por un delito de
amenazas leves con arma, al considerar que si bien no llegó a herir
a la directora de la oficina y denunciante, «el hecho de exhibir un
destornillador a la vez que pronunciaba la frase «estoy buscado por
delitos de armas» es más que suficiente para atribuirle la citada
infracción. A pesar de «estar acreditada la plena autoría del
acusado tanto por la declaración invariable de la denunciante como
por la intervención del destornillador por parte de la Policía», el
juez ha considerado que la multa impuesta no debería ser elevada
«teniendo en cuenta que se dedica a pedir dinero a los demás», por
lo que la ha cifrado en tan sólo 12 euros, la décima parte de lo
que solicitaba el Ministerio Fiscal. Éste fue el detonante de los
hechos que ocurrieron cuando el acusado entró en la sucursal y
reclamó a un empleado dos euros.
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