El fiscal pidió ayer una pena de un año de cárcel para un delincuente habitual de Eivissa que fue detenido por última vez hace unos diez días por supuestamente amenazar a un comerciante alemán del barrio de la Marina con un hacha de grandes dimensiones. El acusado, quien sólo reconoció haber llamado a la víctima «alemán de mierda», afirmó en su juicio que lejos de ser un hacha lo que portaba era «el palo de una fregona que iba destinada a la chimenea».

Las supuestas amenazas que el acusado profirió contra el comerciante tienen, al parecer, su origen en anteriores desavenencias que el primero tenía con el empresario, aumentadas después de que este último compareciera en otro juicio en el que tuvo que sentarse en el banquillo el también ayer sospechoso.

Según lo expuesto por varios testigos, el detenido llevaba varios días frecuentando la tienda donde ocurrieron los hechos, lugar que no dejaba sin realizar algún tipo de amenaza contra el propietario del establecimiento.

«Había cuatro clientes en la tienda que se quedaron atemorizados. Al salir me lo encontré en la puerta con una hacha muy grande. Me dijo que llamara a mi jefe y que se lo mandara porque le iba a cortar la cabeza», explicó en la vista una empleada.

Estas amenazas fueron también recogidas por un agente de policía que intervino después de que se diera aviso de los problemas que estaba acarreando el sospechoso, un hombre con un largo historial de toxicomanía y cuya personalidad es catalogada por los expertos como de 'border-line'. «Ello, sin embargo, no significa que no supiera lo que estaba diciendo. Es perfectamente consciente si realizó amenazas de muerte», indicó el forense. Según lo recogido por los testigos, el acusado también le indicó al comerciante que «sabía donde vivía». Dicha expresión supuestamente la acompañó con otras en la que decía que iba a «subir a su casa y que iba a matar a toda su familia», según los testigos.