Robeiro Marín Marín, de 35 años, se desplomó en el pasillo tras
recibir una última cuchillada fatal en la aorta después de que
irrumpiera violentamente a primera hora de la mañana del pasado 16
de junio de 2002 en un segundo piso del número 2 de Ignasi Wallis,
esquina con Vara de Rey.
.
La policía se encontró a su llegada dicha persona sumergida en
un charco de sangre. Para entonces el hombre que le mató,
Maximiliano R.F., otro colombiano, estaba en Can Misses siendo
atendido de una puñalada en el pecho, al igual que su mujer,
embarazada de siete meses. Ésta recibió el primer navajazo en la
contienda.
La fiscal que se ha encargado del caso ha determinado que
Maximiliano R.F. actuó en legítima defensa después de ahondar en un
atestado policial que informaba de cómo la víctima entró en la casa
presuntamente dispuesta a acabar por una deuda con la vida del
hermano del hombre que le mató. El ministerio público, que ha
pedido en el juzgado el sobreseimiento de las diligencias que había
abiertas por homicidio, llegó a esta conclusión tras un
pormenorizado análisis en la reconstrucción de los hechos. Hasta
dos médicos forenses han participado en una instrucción que, si el
juez no ordena nuevas pruebas, terminará por recibir carpetazo de
acuerdo con la tesis fiscal. Los informes forenses consultados por
el ministerio público corroboran no sólo que las distintas heridas
sufridas por Robeiro Marín fueron hechas en defensa propia sino que
éste último, además, 'contribuyó' en cierta manera a su muerte al
echarse materialmente encima de su compatriota, según ha podido
averiguar este periódico. Fue en este lance cuando la víctima
recibió la fatal cuchillada en la aorta. Los médicos examinaron
durante la causa varias heridas, entre otras las apreciadas en el
cuello y junto a un pulmón.
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