Los comerciantes de la calle Emili Pou reclaman la presencia policial en la zona.

BARBARA MUNAR
Los comerciantes del barrio de la Marina no han notado una mayor presencia policial en la zona. A mediados del pasado mes de junio la delegada insular del Gobierno, Marienna Sánchez Jáuregui, y el responsable político de la Policía Local, Leopold Llompard, llegaron a un acuerdo verbal según el cual ambos se comprometían a mantener las 24 horas del día una pareja de agentes de la Polcía Local y de la Policía Nacional, que trabajarían simultáneamente en el barrio. Sin embargo los vecinos no han notado un mayor despliegue policial desde la fecha.

Los propieatarios están bastante descontentos porque aseguran que pasan días enteros sin ver un agente: «No sé si es que hay más gente, pero yo no he notado más presencia policial. A principio de temporada veo más policías que no ahora», asegura Antonia Limón, encargada de una tienda en la calle del Mig. Antonia explica que la calle es «horrible» porque hay mucha gente vendiendo postales que aprovecha el primer descuido para robar. Al parecer, los delincuentes de la zona ya son conocidos por todos los comerciantes y vecinos del barrio porque inciden año tras año: «Ya los conocemos y si veo que en la tienda de al lado entra alguno, voy a avisar para que vaya y le digo que tenga cuidado. Ya lo hacemos sin ningún tipo de disimulo. A los que me vienen y los conozco, no les dejo entrar directamente. Siempre me gano algún insulto,pero me da igual», comenta ya cansada la encargada.

En la misma situación se encuentra Andrea Roger, propietaria junto a su marido de un comercio. La mujer está bastante harta de esta situación y cuando habla del tema cambia el gesto dulce de su cara por una mirada que combina dureza y resignación: «Esta situación es vergonozosa porque todo el mundo sabe que en la esquina se vende droga y la policía no hace nada. Vas a comprar una botella de agua al bar que hay al lado y te ofrecen de todo. Esto da muy mala imagen», concluye con indignación.