Ayer tarde quedó visto para sentencia el juicio contra Francisco
M.M, el joven acusado del asesinato de un minusválido, al que
presuntamente arrojo por un acantilado de Eivissa en el mes de
abril del pasado año. El jurado popular, encargado de decidir sobre
la culpabilidad o inocencia del acusado, quedará mañana
incomunicado una vez que la magistrada Margalida Beltrán entregue
el objeto del veredicto.
En la sesión de la mañana de ayer destacó la declaración de
varios testigos, que demostraron que la víctima, conocido en
Eivissa con los apodos de «Antón» y «Torete», no cayó por el
acantilado de una forma accidental. Varios testigos confirmaron que
el día de los hechos el acusado y la víctima fueron vistos en un
bar de camino a la zona de 'Illa Plana', donde se produjo el
crimen. Después se les vio marcharse juntos y era el acusado quien
iba empujando la silla de ruedas. Destacó la declaración del hombre
que se encontraba pescando junto al acantilado cuando cayó la
víctima.
Este hombre declaró que primero escuchó como caía un objeto
desde lo alto del precipicio (él no pudo fijarse de qué se trataba)
y unos segundos más tarde escuchó un segundo impacto.
El primer objeto que cayó fue la silla de ruedas, que apareció
plegada y muy cerca del agua, y después fue lanzado el minusválido.
El testigo calculó que entre las dos caídas hubo una diferencia de
tiempo de unos siete segundos. Este pescador se acercó para
comprobar lo que había caído, y fue cuando encontró el cadáver del
minusválido. El hombre recordó que la víctima aún estaba con
vida.
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