«Me pidió unos bolígrafos y le atendí, pero luego se puso a gritar
y a decir que éstos no los iba a poder vender. Le pedí que dejara
de emprenyar. De improvisó, me golpeó varias veces en la cabeza,
creo que con unas llaves. Luego intentó mediar mi madre y ella
también resultó lesionada en un brazo», explicó el dueño del
establecimiento.
Los hechos tuvieron lugar cerca de la una de la tarde y el autor
de todo fue un conocido delincuente, al parecer recientemente
salido de prisión, plenamente identificado y del que se esperaba su
inmediata detención. El atacante huyó precipitadamente sin
apoderarse de dinero. En el momento del asalto las dos víctimas se
encontraban solas en el interior del estanco, un negocio familiar
que durante todo el día fue frecuentado por vecinos y amigos
interesándose por la salud de las dos víctimas. El dueño precisó
vario puntos de sutura en la cabeza después de que la Policía Local
le trasladara a Can Misses. Tras ello, el afectado presentó
denuncia en Comisaría, lugar donde el sospechoso fue reconocido
fotográficamente. «El martes declaro en el juzgado», añadió.
«Es para tener miedo», decía ayer, pocas horas después de que su
marido y su suegra hubieran sido salvajemente atacados, la esposa
del propietario del estanco que a primera hora de la tarde recibió
la 'visita' del delincuente cuando se le preguntó por la situación
de inseguridad que soporta la Marina. El local afectado, además,
está ubicado a pocos metros del kiosco donde en 1998 fue asesinada
Llúcia Ferragut por otro toxicómano de sa Penya y de una conocida
cafetería que ha sufrido varios robos, entre ellos algunos a mano
armada. Todos estos locales están junto a las calles que suben al
conflictivo barrio de sa Penya. «Lo normal es que tuviéramos
policía continuamente aquí», suscribió un vecino.
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