Un vecino alemán de Sant Carles que residía en la isla desde hace
unos 20 años aceptó ayer una condena de dos años de cárcel y 6.000
euros de multa después de que haya tener que comparecer en un
juicio a raíz de que la policía le interviniera una plantación de
marihuana que cultivaba en un invernadero aplicando técnicas
sofisticadas.
La policía consideró entonces que de las plantas decomisadas,
cerca de 600, se podían obtener 50 kilos. Un informe pericial
acredita que, una vez hecha la «recolecta», de dicha cantidad sólo
quedaban cerca de siete kilos y medio. De este total finalmente
sólo podría extraerse medio kilo de 'maría' o como mucho 135 gramos
de hachís, siempre según este análisis.
La operación se llevó a cabo en abril del año pasado después de
que investigaciones de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado
(Udyco) sirvieran para dar con un invernadero que supuestamente se
estaba explotando de manera intensiva con la aplicación de
calefacción y ventilación artificial para estimular la
producción.
El acusado, de 54 años y que compareció ayer en sala en el
juzgado de lo Penal número 1, no entrará en prisión al suspenderse
la ejecución de la sentencia siempre y cuando abone cada mes una
cantidad de 500 euros.
En principio, el sospechoso se enfrentaba a una pena de tres
años de prisión. Como anécdota, cabe destaca que el acusado terminó
marchándose del juzgado no sin antes despedirse afablemente al
comisario Angel Marí, citado como testigo en la causa. Según la
policía, los conocimientos del sospechoso le permitían hacer cruces
en el cultivo para aumentar la calidad de la marihuana.
Comisaría estimó en su día que del invernadero una producción de
600 gramos de resina de hachís, en dos cosechas anuales de 300
gramos, por la concentración de este producto obtenido del polen,
calculándose que la cantidad cosechada anualmente eleva la
producción de droga a unas 2.400 dosis.
Un informe pericial presentado en la causa destaca que del
análisis de las plantas aprehendidas sólo se puede derivar que se
estaba ejerciendo actividades de cultivo con el principal objetivo
de conseguir semillas y no drogas para el consumo.
«Se ve claramente que las semillas ocupan el espacio y el peso
de las inflorescencias femenina, y que en el caso del cáñamo
industrial no se habla de cogollos, pues todo es semilla u hoja. El
caso que nos ocupa es una plantación de Cannabis sativa cultivada
con la finalidad de producir semilla, e intervenida al final de su
ciclo», dice el informe presentado por el perito catalán Xaquín
Acosta.
Este informe recoge que la policía se incautó de 173 plantas
hembra con semilla formada, 555 plantones y 10 pies de plantas
machos, así como una bolsa con restos de poda. Según esta
valoración, los 555 planteles no son aptos para el consumo de
droga, como los otros 10 pies. Los restos de poda, a su vez, iban a
ir a parar a la basura.
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