Un terremoto de 6,8 grados de magnitud en la escala de Richter
sacudió ayer la región china de Xinjiang, en el noroeste del país,
causando la muerte a 260 personas y heridas a más de 4.000, además
de destruir cientos de casas y edificios, dijeron funcionarios
locales. Fue el peor sismo que ha estremecido la región en 50
años.
Soldados del Ejército de Liberación Popular y equipos de rescate
buscaban víctimas entre los escombros tras el sismo, ocurrido en
horas de la mañana. Horas después del seísmo, varias réplicas
obligaron a los asustados pobladores a permanecer a la intemperie y
fuera de las viviendas y edificios que habían quedado en pie, a
merced de un frío con temperaturas de congelamiento.
En esa región china, predominantemente musulmana, faltaban camas
para las víctimas en los hospitales, al tiempo que cientos de
familias practicaban ritos en los funerales de sus seres queridos.
Funcionarios de la capital Urumqi enviaron cargamentos de agua
potable, medicamentos y cobertores para las víctimas. «Fue
aterrador», dijo uno de los afectados.
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