Las polémicas rejas para sa Penya quedan, por el momento,
aparcadas. Esta fue la decisión final, en una crónica de una muerte
anunciada, que adoptó ayer la Junta Local de Seguridad de Eivissa
después de examinar los informes policiales y tomarse una decisión
más política que técnica. Dicha resolución se tomó después de
valorarse la «importante reducción de delitos» habida en el barrio
tan sólo con el dispositivo de refuerzo y vigilancia durante 24
horas. Éste fue el único operativo que permaneció tras arrojar los
vecinos, a las pocas horas de su colocación, los primeros vallados
que se instalaron para dificultar los movimientos de los
traficantes.
Tanto Sánchez-Jáuregui, como el alcalde Xico Tarrés y el
concejal de Policía, Pedro Campillo, señalaron que se habían
barajado distintas opciones, incluida una de las propuestas de
Comisaría de crear 'bloqueos' en distintas zonas de sa Penya.
«Ahora no vamos a volver a poner esta medida pero no queda
descartada en un futuro si es necesario».
El acuerdo se hizo firme coincidiendo con el nuevo dispositivo
de vigilancia que se ha puesto en marcha en ses Figueretes, un plan
que ya cuenta con efectivos asignados de Comisaría y al que en
breve se unirán los refuerzos de la Policía Local. Para este barrio
también se ha previsto una vigilancia de 24 horas, aunque de manera
distinta a sa Penya. «El plan se centrará en combatir los robos que
se están registrando, algunos con violencia, y la prostitución de
calle. Esta última, también por razones de higiene», explicó la
directora insular, Marienna Sánchez-Jáuregui.
«Las estadísticas demuestran que en Eivissa ha bajado la
delincuencia, pero en ses Figueretes no se ha logrado aún frenar y,
de ahí, la necesidad de aumentar las medidas», añadió.
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