Sebastiá Comas «Iñaki», el «carcelero» de Maria Angels Feliu
durante su cautiverio de 492 días, es el único de los ocho acusados
por este caso que lo ha confesado todo en el juicio que se celebra
en la Audiencia de Gerona, pero también se ha presentado como otra
«víctima» del secuestro.
Durante 5 horas, Comas detalló ayer el secuestro e implicó al
presunto cabecilla del grupo, Ramón Ullastre, al que atribuyó toda
la culpa de los hechos y ha asegurado que al liberar a la
farmacéutica «le di la vida». «Iñaki» explicó que Ullastre le llamó
el 20 de noviembre de 1992 para que acudiera a su casa y que cuando
llegó le enseño un bulto en el maletero de su coche del que se oían
unos gemidos de mujer y pensó que la había atropellado. Cuando le
pidió que le ayudase a trasladar a María Angels Feliu al zulo, él
se dio cuenta de que «me había traicionado, me había metido en un
secuestro que no busqué, me había dado la puñalada por la
espalda».
Comas aseguró que no conocía la casa de Ullastre ni el sótano,
ni el zulo, que lo ha descrito como un habitáculo pequeño, inseguro
y húmedo y que corría el riesgo de hundimiento. Según su
declaración, Ullastre le aseguró que el secuestro sería «cosa de 3
o 4 días» y que recibiría a cambio entre 6 y 10 millones aunque que
«no necesitaba ese dinero negro». Dijo que no liberó antes a la
farmacéutica porque «no podía hacerlo» y por los miedos que le
infundía el propietario de la casa, Ramon Ullastre.
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