El temporal, sin que ayer aún se supiera nada sobre el hombre caído
el pasado jueves por un acantilado de Port des Torrent, se ha
cobrado una nueva vida. La víctima es un conocido constructor
alemán, residente en la zona de Cala Vedella y de unos 50 años de
edad, cuyo cadáver fue hallado en las primeras horas de la tarde de
ayer flotando en sa Figuera Borda, en aguas de Cala Comte. Los
restos de la embarcación con la que naufragó habían aparecido
durante la mañana del viernes en Cala Carbó. Se cree que se fue a
pique nada más salir de Cala Vedella en una fatal navegación.
La Guardia Civil, con el concurso de Salvamento Marítimo,
investigaba la posibilidad de un naufragio tras descubrirse los
restos de Cala Carbó. Entonces, no se tenía conocimiento de ninguna
desaparición aparte de la habida el jueves en Port des Torrent. Por
todo ello se barajaba de que sólo se tratara de un barco que se
había soltado de su lugar de amarre o hubiera perdido el anclaje en
el fondeadero que estuviera. Un nuevo dato surgió cuando una mujer,
al parecer la esposa del fallecido, llamó desde Alemania a un amigo
extrañada porque éste no había llegado. Esta información ya formaba
parte de la investigación cuando los peores temores se confirmaron
sobre las tres de la tarde.
Todo ello, al saberse que unos pescadores habían encontrado un
cuerpo flotando entre Cala Comte y Cala Codolar. El fallecido
estuvo la misma noche del jueves preparando su embarcación y
sacando cosas de ella tras informar a quienes conocía de que horas
después, el mismo viernes, tenía previsto regresar a Alemania. Sin
embargo, comunicó que no quería hacerlo sin haber llevado antes su
lancha al puerto de Marina Botafoch para dejarla allí varada. Pese
a las recomendaciones que, al parecer, se le hicieron insistió en
su idea y poco antes de las diez de la mañana zarpó con rumbo a
Eivissa. La única precaución que adoptó, pese al fuerte oleaje, fue
vestirse con un traje de neopreno para combatir el frío.
La hipótesis más probable que ayer se barajaba es que el
naufragio ocurriera pocos minutos después de que la embarcación
hubiera puesto su proa hacia aguas de es Vedrà. Un golpe de mar,
casi con toda seguridad, hizo zozobrar fatalmente la barca. La
violencia de las olas debió de hacer el resto hasta que las
corrientes arrastraron al cadáver hacia el norte. La autopsia
intentará confirmar si la muerte se produjo por ahogamiento o bien
por un impacto directo contra las rocas o contra la misma
embarcación. El cadáver fue rescatado sobre las cuatro y media de
la tarde después de que agentes del Grupo Especial de Actividades
Subacuáticas (Geas) fueran movilizados. Una ambulancia del 061 se
trasladó también a sa Figuera Borda, pero su personal sanitario
sólo pudo limitarse a confirmar que el náufrago ya llevaba muchas
horas muerto.
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